lunes, 31 de agosto de 2009

Di-s en Campaña Electoral

Un presidente tiene cuatro años entre elecciones, un miembro del congreso necesita renovar su mandato cada dos años, mientras que los dictadores permanecen a cargo mientras puedan mantener a sus generales felices (o aterrorizados). Pero Di-s se presenta para la reelección todos los años.

Cada Rosh Hashaná, coronamos como rey a Di-s. Según los Cabalistas, sin esta coronación anual (efectuada por nuestra resolución de someternos a la soberanía divina, nuestra recitación de los “versos de reinado” incluidos en los rezos especiales del día, y a través de hacer sonar del shofar), el “reinado” de Di-s no sería renovado, y toda la creación - que deriva del deseo divino de ser rey - dejaría de existir.

(Generalmente no pensamos que los reyes requieran de elecciones para gobernar, pero eso es porque la palabra “rey” es una traducción algo imprecisa de la palabra hebrea melej. El melej, por definición, es un soberano que su reinado deriva del libre deseo del pueblo de elegir un gobernante a quien someterse. Un rey que reina por la fuerza o el terror no es melej sino simplemente un moshel, “gobernante” o “dictador”.)

¿Cómo se prepara Di-s para su reelección anual? ¿Se queda en su “palacio” confiando en nuestro buen sentido de proclamarlo nuevamente rey? ¿O va en busca de voto, mezclándose entre las masas, entre apretones de manos, besando bebés? Así es como Rabi Schneur Zalman de Liadi (1745-1812), describe el mes de Elul - el mes que precede a la coronación divina en Rosh Hashaná:

Es como un rey que, antes de que él entre a la ciudad, la gente de la ciudad sale a saludarlo al campo. Allí, le permiten a quien lo desea conocerlo; él recibe a todos con una cara alegre y les demuestra una cara sonriente. Y cuando entra a la ciudad, lo siguen. Más adelante, sin embargo, después de que él entre en su palacio real, ninguno puede entrar en su presencia excepto con una cita, y solamente la gente especial e individuos preseleccionados. Así pues, también, por analogía, en el mes de Elul es cuando nos reunimos con Di-s en el campo… (Likutei Torá, Ree 32b; vea también Likutei Sijot, vol. II P. 632 FF.)

Mientras que esta descripción tiene una cierta semejanza con un político en campaña en una democracia moderna, hay, por supuesto, algunas diferencias significativas. Por ejemplo, el hecho de que una promesa de campaña de Di-s sea satisfecha es más probable que la de un típico político en campaña.

Cuando entramos en el mes de Elul. El rey está en el campo; si usted necesita algo de él, ahora es el momento de pedir.

http://www.es.chabad.org/

SABIOS DE ISRAEL (V)

Shmuel Hanavi

Profeta y Juez de Israel en tiempos bíblicos, hijo de Elkana, de familia de leviim descendiente de kehat; su madre fue Jana. Después de la muerte de Eli, el Cohen Gadol, Shemuel fue el último Juez de Israel, y consiguió unir todas las tribus en un solo pueblo con una sola ideología; aspiró a poner en práctica nuestra convicción que el pueblo de Israel goza de una fuerza secreta que le diferencia de las demás naciones y nos convierte en el Pueblo Eterno dirigido por las directivas de nuestra Santa Ley. Shmuel enseñó a sus discípulos la Ley recibida de sus predecesores y los preparó a convertirse en dirigentes espirituales del pueblo. Estos discípulos fueron llamados Bene HaNeviim, hijos de los profetas.

Ezra HaSofer
Siglo III (AEC)

Era de familia de Cohanim, nieto de Saraia, el último Cohen Gadol del primer Bet Hamikdash. Dedicó toda su vida al estudio de la Ley. Al saber que los Judíos que aún vivían en Eretz Israel habían permanecido sin dirigentes, decidió emigrar de Babilonia donde se crió y se trasladó a la Tierra de sus antepasados. En el año 3413 (de la creación del mundo) obtuvo del Rey Artajerjes 3º de Persia, el permiso de emigrar a tierra de Iehuda y de nombrar a su albedrío jueces y dirigentes.

A su llegada a Jerusalén, convocó a todo el pueblo ante el Bet Hamikdash, les habló calurosamente y les dio a entender el gran mal que era unirse en casamiento con pueblos no judíos. El pueblo respondió como un solo hombre al llamamiento de Ezra, que con su elocuencia e influencia consiguió volver al pueblo al buen camino. Ezra fundó el gran Tribunal de los 120 Sabios llamado Keneset HaGuedolá. Esta gran Junta de Rabinos comentó y explicó la Ley y la enseñó a todo Israel. Ezra hizo copias de las Santas Escrituras e impuso la obligación de leer la Torá en público 3 veces por semana, para que el pueblo se enterara de su contenido.

El objetivo de Ezra era apartar a los judíos de los demás pueblos y convertirlos en un pueblo Santo. Ezra transmitió a los Sabios de la Keneset HaGuedolá, la Ley Oral recibida de los últimos profetas.

Shimon HaTzadik
Rabí Shimon HaTzadik (Siglo III AEC)

Hijo de Honio, nació en el año 3585 de la creación del mundo. Fue Cohen Gadol y dirigente de la nación, como así jefe religioso y presidente de la Keneset Haguedolá. En su tiempo dicha Keneset Haguedolá compuesta de 120 miembros, se transformó en Sanhedrin de 71 miembros.

No existieron en la historia muchas personalidades como Shimon HaTzadik. Supo dirigir al pueblo con gran sabiduría no sólo en asuntos religiosos, sino también en sus necesidades materiales. Consiguió construir la gran fortaleza de Jerusalén para proteger a la ciudad contra sus enemigos. También se ocupó de efectuar las reparaciones del Bet Hamikdash. Shimon HaTzadik fue un verdadero pastor que amó al pueblo y propagó la enseñanza de la Torá.

En el Pirke Avot, Rabi Shimon HaTzadik cita un gran principio: "El mundo se establece sobre tres pilares: "la Torá, el Servicio Divino y la práctica del bien". Shimon HaTzadik fue el primero de los Tanaim y remitió a sus sucesores la Torá Oral recibida de sus predecesores.

Shamai
Rabí Shamai (Siglo I AEC)

Vivió en la época de Hilel HaZaken. Estudió en las Ieshivot de los Sabios Shemaia y Avtalión. Shamai era muy estricto y temía siempre del pecado; por lo cual era muy riguroso en la aplicación del din que preconizaba se hiciera de forma estricta. Amaba mucho a su pueblo, por lo cual ponía mucho ardor para interesarse en la solución de los conflictos, ya fueran de orden nacional o religioso, que existían en su tiempo en el país. Fue nombrado av bet din cabecera del Tribunal Sanhedrín.

Se comportaba con severidad y furia para con los pecadores, pero con nobleza y dulzura con los rectos. Hilel y Shamai eran amigos sinceros y se amaban como hermanos, pero tenían opiniones diferentes concernientes a la aplicación del din en muchas leyes.

Shamai era el más estricto. Se formaron por consiguiente dos tendencias: la escuela de Hilel (Bet Hilel) y la escuela de Shamai (Bet Shamai) que siguieron existiendo mucho tiempo después hasta el período del Sabio Rabí Iohanan Ben Zakai (después de la destrucción del Segundo Templo), cuando la opinión de Bet Hilel fue adoptada por todos los Sabios como Halaja (decisión del din).

Shamai insistía que el estudio de la Torá sólo tiene valor si la persona aplica los deberes hacia Di-s y hacia los hombres tal como nos enseña la Ley. Ante la duda siempre optaba por prohibir. Era severo y riguroso en todo. Hilel en cambio era más indulgente. Este permitía no decir la verdad y aún mentir si se persigue un fin de armonía. A este respecto el Talmud nos relata una controversia sobre la forma de realizar el deber de alabar a la novia delante del novio con el fin de elevarla en sus ojos. Shamai mantenía que hay que alabarla sin mentir y no decir que es hermosa si no lo es. Hilel consideraba elogioso alabar en cualquier caso a la novia diciendo: Novia hermosa y graciosa! Lo cual Shamai rechazaba, exclamando: "¿Cómo es posible calificar una novia ciega o coja de hermosa, cuando la Torá nos ordena "Te alejarás de la mentira?" Hilel respondía: "Cuando la persona hace una mala compra, acaso no es apropiado valorizársela ante sus ojos para que no se apene, si la compra ya está hecha?"

Rabí Iehuda Hanasí
Rabí Iehuda Hanasí (141 - 211)

Nació en el año 3901. Desde su niñez mostró una aptitud excepcional para el estudio. Empezó a aprender de su padre Raban Shimon Ben Gamliel, luego con Rabí Elazar Ben Shamua y Rabí Iaacob Ben Kurshai. Frecuentó también los hogares de muchos otros sabios y así adquirió gran experiencia que le sirvió más adelante en la composición de la Mishna.

Rabí Iehuda era muy rico y toda su riqueza la empleaba para obras de bien, sin aprovecharla en lo mínimo para su goce material. Por su ciencia y por su riqueza empleada para el bien, atrajo el aprecio y el cariño de todos. Al morir su padre Raban Shimon Ben Gamliel, Rabí Iehuda pasó a ser en su sitio Presidente (Nasí) del Sanhedrín y dirigente de la nación.

Rabí Iehuda Hanasí fue un personaje humilde no sólo con los grandes Sabios o con sus colegas, sino también con sus discípulos. Solía decir: "Mucha Torá aprendí de mis profesores, más aún con mis compañeros, pero de mis discípulos más que todos". Muchas veces durante las discusiones talmúdicas, no vacilaba en dar razón a su interlocutor.

Rabí Iehuda observaba los mandamientos estrictamente y se cuidaba mucho del pecado; en este sentido recomendaba: "Considera tres cosas y no llegarás a cometer pecado: piensa que hay un ojo divino, que todo lo ve; un oído que todo lo escucha y un registro en el cual todos tus actos están escritos".

La obra magistral de Rabí Iehuda fue la 'Mishna' que es la redacción de la ley oral resumida en código de ley y dividida en 6 secciones (sedarim) escrita en el año 3949: 1) Seder Zeraim, 2) Seder Moed, 3) Seder Nashim, 4) Seder Nezikim, 5) Seder Kodashim, 6) Seder Taharot.

La Mishna, cuya composición se efectuó de acuerdo con los sabios de aquél tiempo, fue acogida por todas las generaciones venideras como una obra preciosa, la obra clásica y la base de la ley oral (Torá shebeal pe), cuya santidad es similar a la de la Biblia y a la cual no se puede ni añadir, ni suprimir, siendo que fue compuesta con inspiración divina.

Rabí Iehuda Hanasí, llamado también Rabenu Hakadosh, vivió 70 años y fue presidente durante 30 años.

Gueonim

Fue el título honorífico dado a los Presidentes de las Academias Judías de Torá en Babilonia, que sucedieron a los Saboraim. Los Gueonim interpretaron el Talmud y tomaban decisiones en asuntos jurídicos y en asuntos puramente religiosos. El primero de los Gueonim fue Rav Hana de Ushkiía de la Ieshivá de Pumbadita. Durante 449 años se sucedieron en Pumbadita 48 Gueonim hasta el último Gaon Rav Hay hasta el año 4798. En la Ieshivá de Sura se sucedieron 36 Gueonim desde el año 4369 hasta 4703

Rabí Itzjak Elfasi
Rabí Itzjak Elfasi (1013 - 1103)

Fue el grande de los sabios Sefaradíes y el primer legislador. Nació en el año 4773, al final del período de los Gueonim. Tenía 25 al morir el Gaon Rav Hay y él mismo fue considerado como Gaon.

Fue discípulo del Sabio Rav Nisim Ben Yaacob y del Sabio Rav Hananel Ben Uziel. Rabi Itzjak era oriundo de la ciudad Fez en Marruecos y allí educó a muchos discípulos, el más famoso de los cuales fue Rabí Efraim. Vivió en Fez hasta el año 4848 y tenía 75 años cuando estuvo obligado a viajar a España.

Primero vivió en Córdoba, luego en Barcelona, hasta su muerte. Entre sus numerosos discípulos de España figura el bien conocido Rabí Iehuda Halevi. La gran fama de Rabí Itzjak Elfasi proviene de su obra maestra de resumen del Talmud en Halajot (Leyes) que es el principio y la base de la literatura de los Posekim (legisladores).

Su objetivo era doble: extraer del Talmud todo el material de Halajot y resumir el Talmud para facilitar su estudio. Su obra mereció bien el nombre de 'Talmud Katan' (pequeño Talmud). Sin embargo, uno de los grandes sabios de su época, Rabí Itzjak Albalia, criticó esta obra no estando de acuerdo con que se resumiere el Talmud. Antes de morir se arrepintió de su oposición al Rav Elfasi y recomendó a su hijo que rogara en su nombre al Rav Elfasi que fuera como su padre. Este lloró mucho la muerte del Rav Albalia y tomó en cargo a su hijo hasta que se convirtió en uno de los grandes sabios de su época.

Rabí Itzjak Elfasi, murió en 4863 a los 90 años. Sus discípulos Rabí Iehuda Halevi y Rabí Moshe Ben Ezra le elogiaron altamente en sus poemas.

Rabi Asher ben Iehiel (HaRosh)
Rabi Asher ben Iehiel (1250 - 1328)

Nació en Alemania en el año 5010. Descendía del Sabio Rabenu Guershon Meor Hagola. Su padre Rabí Iehiel era considerado como uno de los Jasidim entre los Ashkenazim que con profundo amor a la Torá y a su pueblo consiguió inculcar tal apego a sus hijos y a toda su generación. La madre de Rabi Asher murió en Kidush Hashem como una santa, ejecutada por una vil sentencia del gobierno.

Rabí Asher fue uno de los primeros Posekim. Estudió primero con su padre Rabí Iehiel, pero su profesor más importante fue Rabí Meir de Rortenberg.

Cuando obtuvo la Semija (certificado Rabínico) Rabi Asher fue nombrado miembro del Bet Din de Vermisa y ejercía como juez en presencia de su Rabino.

Luego se trasladó a Colonia, donde se casó con la hija de Rabí Shlomo Iudlin.

Ocurrió que las autoridades aprisionaron a Rabi Meir de Rotenberg exigiendo una gran suma de dinero de los judíos para liberarlo. Rabi Asher hizo lo imposible para reunir los fondos, pero fue en vano, pues la suma exigida era muy exagerada. Entretanto Rabí Meir de Rotenberg murió en la cárcel.

Al morir éste, Rabí Asher llegó a ser la mayor autoridad religiosa de Alemania. En aquel tiempo empezaron grandes persecusiones contra judíos en Alemania que obligaron a Rabí Asher y su familia a huir. Se instaló un corto período en Provence en Francia y de allí a Barcelona donde estudió durante 8 años con Rabí Shlomo Ben Aderet. Luego fue llamado a Toledo donde ejerció como Rosh Ieshivá. En la enseñanza del Talmud se rigió según el método de sus maestros que redactaron los Tosafot.

Rabí Asher compuso en España su famosa obra Piske Harosh, que son todas las Halajot del Talmud que se aplican en nuestro tiempo y que constituyen un resumen del Talmud, parecido al resumen del Rif. De Rabí Asher se inspiraron todos los Posekim que le sucedieron.

También compuso libros de moral; entre ellos se debe citar: Orot Hajaim y Hanjagot Harosh.

Rabí Iosef Caro, autor del Shuljan Aruj, en la introducción de su obra Bet Iosef, establece que tres pilares sostienen la casa de Israel: Rif, Rambam y Rosh.

Rabí Asher murió en Toledo en el mes de Jeshvan del año 5088.

La Teshuvá (II).Teshuvá: por el merito de Abraham

Abraham y los Cuatro Exilios

Sobre lo que es llamado "el pacto entre las partes", D-os le dijo a Abraham:

"Toma tres vacas, tres cabras, tres carneros, una paloma y un pichón (gozel)". (Abraham) los trajo, los cortó a la mitad y puso cada mitad opuesta a la otra. (Ésta era una forma en la que se efectuaba un contrato en tiempos bíblicos). Sin embargo, a los pájaros no los dividió. (Bereshit 15:9-10)

Cada animal representa un exilio diferente. Las vacas representan Babilonia, las cabras, Persia, los carneros, Grecia y los pájaros, Edom-Roma.

¿Por qué los pájaros fueron los únicos animales que no se dividieron? El gran pensador judío y figura rabínica, el Maharal de Praga, responde que todas las otras filosofías tienen un punto de vista para argüir en contra.

Babilonia declara: Que el hombre más fuerte gane; supervivencia del más apto; la fuerza impone el bien. Mientras más músculos tenga uno, más derecho tiene de vivir y gobernar sobre otros. Tiene, por lo tanto, el derecho sobre el que es más débil que él. Nabucodonosor no tiene ninguna necesidad de justificarse por causar destrucción. Cualquiera que fuera más débil que él debía esperar ser dominado.

Esta ideología puede ser argumentada en contra. En otras palabras, tal como Abraham cortó las vacas, el argumento de Babilonia puede ser cortado en dos, es decir, existe otra parte en el argumento.

"Sí, puedes tener fuerza física con la cual dominar", puede argumentarse con una persona con mentalidad de Babilonia, "sin embargo, D-os no le dio a la Humanidad la capacidad de dominar para dominar a otros, sino con objeto de enseñarte que tienes la obligación de dominarte a ti mismo: ´¿Quién es fuerte? El que se conquista a sí mismo´. Debes, por lo tanto, aprender a contenerte. Debes tener tu lado espiritual dominando sobre tu lado físico".
Lo mismo es cierto para Persia. El mundo filosófico persa argumenta, "¿Por qué el Creador le dio al hombre la capacidad de experimentar belleza, placer, alegría y lujuria? Debe ser a fin de pasar la vida persiguiéndolos. Y mientras más placer, hay más valor en la vida".

Esto es discutible. Lo podemos dividir en dos opiniones. El punto de vista de la Torá es: "Sí, existe lujuria, placer, deseo, etc., sin embargo el propósito de D-os en hacerlos parte del hombre, es para aprender a dominar cada uno de ellos para ser usado para el bien, como se prescribe en la Torá. Estos placeres deben ser controlados y limitados".

El tercero es Grecia. El filósofo griego dice, "Dominación y placer no son tan nobles como las ocupaciones del intelecto. Estoy de acuerdo con los judíos que hablan de psique, de alma, de espiritualidad. La espiritualidad es un placer muy superior a la dominación y la lujuria física".

Su argumento es persuasivo pero defectuoso, y más peligroso que otros porque está muy cerca de la verdad. Voy a explicar esto usando el símbolo de la fiesta de Janucá, el aceite.
Una aceituna se compara al mundo físico. Es dura y amarga; no vale mucho por sí misma. Sin embargo, las aceitunas pueden presionarse para hacer salir su valioso aceite, el cual es dulce y útil.

El Talmud afirma: Rabí Yojanán dice, "¿Por qué se compara a Israel con las aceitunas? Así como la aceituna no renuncia a su aceite a menos que sea presionada y aplastada, así también Israel regresa al bien solamente a través de la lucha y el sufrimiento". El aceite de oliva es un símbolo del fruto de la lucha; es la sabiduría que uno gana después de sobreponerse a la adversidad.

El simbolismo, entonces, del aceite en la aceituna, es: el mundo físico no es un fin en sí mismo. Tiene una contraparte espiritual, abstracta. Y es esto lo que le da a la existencia física su verdadero significado.

¿Dónde estaba la diferencia real entre la filosofía griega y la Torá? La respuesta puede verse en las dos formas en las que uno puede usar el aceite.

El aceite de oliva tiene un sabor grato. En muchas culturas se considera un manjar. Por un lado, entonces, el aceite puede consumirse.

Por otro lado, el aceite tiene otra función: puede ser usado como combustible para luz.

El que consume el aceite es el único que puede disfrutar su sabor. Grecia quería usar la espiritualidad para sus propios fines. Ése es el defecto de su argumento. Ellos dicen: "¡Sé espiritual! Ten tu religión para servirte a ti mismo." Es su espiritualidad y su moralidad la que se alude cuando el versículo afirma: "La bondad de las naciones es (en realidad solamente) pecado". Todo lo que hacen es realmente sólo para ellos mismos.

El punto de vista de la Torá, sin embargo, replica, "Cierto, la función principal de la oliva es ser una fuente de aceite, pero el aceite tiene el propósito de ser usado para otros. Toma el aceite de oliva y después prende la menorá (candelabro). De esta luz, cientos más pueden beneficiarse simultáneamente. Trae luz al mundo con éste".

Éste es el concepto de espiritualidad de la Torá. Debemos extraer el aceite de la oliva (a través de la diligencia y, si es necesario, con el sufrimiento) pero el aceite debe ser benéfico para todos; debe alumbrar al mundo entero.

Y esto es lo que Grecia trató de quitar. Los griegos llegaron al Templo y contaminaron todo el aceite, contaminaron la idea de aceite usado para fines desinteresados. Ellos afirmaban, "Úsalo para ti mismo, para tu placer intelectual y estético; y no difundas la idea de usarlo para el bien de otros".

Grecia tiene un argumento delicado: El mundo está aquí para nosotros y la espiritualidad es otro tipo de experiencia que puede ser usada para nuestros propios propósitos. Pero ellos también deben oponerse a usar el aceite por su luz.

Ahora podemos entender el simbolismo de Abraham cortando solamente tres animales. La idea es que existen dos puntos de vista. Las civilizaciones que provocaron el exilio representan un punto de vista. Su punto de vista es contrastado y choca con el de la Torá. Al cortar Abraham los animales en dos, indicó que el buscador diligente de la verdad siempre será capaz de discernir las raíces de sus argumentos defectuosos y llegar a la verdad. En esencia, la Torá enseña que las experiencias físicas, emocionales e intelectual-espirituales tienen propósitos más elevados y desinteresados. Ése es el propósito de la vida.

Por lo tanto, las perspectivas de Babilonia, Persia y Grecia pueden ser debatidas. Sin embargo, Edom, el cuarto imperio, es diferente. Abraham no cortó los pájaros. Y el Maharal explica por qué:
[…]

Redención de Edom

En el "pacto entre las partes", después que Abraham cortó a los animales, descendió un buitre sobre los cadáveres.

Un buitre (ayit, singular) bajó a los cadáveres y Abraham los (plural, es decir buitres) ahuyentó (vayashev) (Bereshit 15:11).

De acuerdo al Midrash, cuando el buitre descendió súbitamente sobre los cadáveres, Abraham tomó un instrumento pesado y trató, sin éxito, de matarlo. Sólo después tuvo éxito en salvar a los cadáveres, y en breve explicaremos cómo.

¿Qué representa el buitre? El buitre (un ave, es decir un animal en la misma clasificación que la paloma y el pichón) es Edom. (De hecho, el buitre es una tercera ave, que es el mismo número requerido en relación a los otros animales usados en el pacto). Es referido en el mismo versículo una vez en singular y luego en plural porque Edom abarca numerosas filosofías que están bajo el mismo único encabezado: "Opresor y Confusor de Israel". Asumen muchos nombres y caras, pero están unidos en un objetivo: confundir a Yaakov y vencer a Israel.
Después que Abraham ahuyentó el ave, se durmió:

Y sucedió, cuando el sol estaba a punto de ponerse, un profundo sueño cayó sobre Abram (Abraham); y he aquí, un temor, una gran oscuridad cayó sobre él. (Bereshit 15:12)

Como explican los Sabios del Midrash, el "temor" que experimentó Abraham fue una visión profética en relación a los cuatro exilios. El significado profundo del pacto que acababa de cortar fue comprensible para él: Al final de los cuatro exilios, justo antes de la llegada del Mesías, todos sus descendientes caerán víctimas de los cuatro exilios y la gran mayoría del pueblo judío perdería su identidad como judíos. Algunos van a ser eliminados físicamente a través de Babilonia, algunos van a ser afectados en su corazón y se volverán casi religiosos y algunos van a ser afectados en su intelecto y se van a volver creyentes fanáticos de ideologías extrañas. Edom, la herencia de la cultura Occidental, entonces vendrá y combinará las culturas de los tres exilios previos. Sin embargo, no va a estar satisfecho con eso. Él, como el buitre, se va a querer unir a las otras culturas en su intento de consumir todos los remanentes del pueblo de Israel.

A Abraham se le demostró todo esto en una visión de temor. Él percibió las pruebas y las tribulaciones de sus hijos, el pueblo judío. Él deseó salvar los remanentes finales, aun aquéllos que de una forma u otra eran nada más que cadáveres. Éste es el simbolismo de haber tomado un instrumento pesado en un intento de matar al buitre.
Sin embargo, no podía hacerlo. No era posible.

Viendo que enfocarse en el buitre era infructuoso, se dio cuenta que la única solución era hacer volver en sí al cadáver. El Midrash dice que él lo logró haciéndolos hacer teshuvá, arrepentimiento. [La palabra vayashev, "y lo ahuyentó (al buitre)" consiste en la raíz de la palabra que puede interpretar al versículo para dar a entender: "y les provocó que retornaran", es decir, hacer teshuvá].

Abraham se dio cuenta que la única manera de apartar la influencia de Edom, que tiene el arsenal de los tres imperios previos a su disposición, es a través de la teshuvá.

El Maharal pregunta: ¿Por qué no podía Abraham matar al buitre? La respuesta es porque no puedes debatir con él. Te dice que tienes razón y continúa en sus caminos. Él dice, "No me confundas con los hechos". Está enfocado en sus deseos y ningún hecho en el mundo lo va a hacer ver las cosas lógicamente. Por lo tanto, no hay debate.

Éste es uno de los errores que la gente comete cuando piensa que cualquier cosa puede obtenerse a través del debate. Puedes ganar el debate indiscutiblemente, pero si el perdedor determinó de antemano que no iba a cambiar, nada lo va a cambiar.
¿Entonces qué debe hacerse?

Debemos ir con nuestra propia gente y despertarla, como Abraham hizo con el cadáver. No deberíamos perder nuestro tiempo intentando matar al buitre o queriéndolo hacer cambiar. Todo vuelve para cambiarnos a nosotros mismos; cambiarnos en medio de la misma sociedad que su inercia y estancamiento espiritual son legendarios. Debemos regresar a nosotros mismos.

El Midrash continúa: ¿Cuándo va a ocurrir eso? ¿Cuándo va a convertir Abraham los remanentes en baalé teshuvá? La respuesta es: Cuando tus hijos se vuelvan como cadáveres, vacíos de todo, sin huesos, sin venas, sin recuerdo en ellos de que alguna vez fueron judíos. Entonces tu mérito, Abraham, los va a representar, vas a ser capaz de traerlos de regreso.
Esto es lo que estamos presenciando en la actualidad. Vemos el increíble regreso de judíos totalmente alienados. ¿Por qué no empezó hace cien o cincuenta años, cuando muchos de nuestro pueblo emigraron a la tierra de Israel? La respuesta es que entonces éramos como cadáveres, desprovistos de vida judía. Sin embargo, todavía teníamos algunos tendones y huesos, todavía teníamos muchas características de judaísmo. Todavía teníamos alguna fidelidad a una asociación superficial con judíos o judaísmo.

Y Abraham solamente viene cuando ya no queda nada. Es por esto que vemos el fenómeno que cuando más asimilados son sus antecedentes, más se despiertan a la Torá y se convierten en Abrahames individuales.

Ahora, ¿por qué el Midrash afirma que esta teshuvá iba a ocurrir específicamente por el mérito de Abraham? ¿Por qué no en el mérito de Yitzhak o de Yaakov?

Si Yitzhak o Yaakov vinieran a nosotros y nos dijeran que empezáramos de nuevo, nuestra respuesta sería: ¿Cómo puedo compararme contigo? Yitzhak, tú tenías de padre a Abraham; Yaakov, tu padre era Yitzhak, y tu abuelo Abraham. Es fácil para ti hablar de reconstruirse espiritualmente. Sin embargo, yo no tengo a nadie. ¿Cómo puedo empezar?

Sin embargo, Abraham viene a nosotros y dice: "¿Por qué no puedes empezar de nuevo? ¿Por qué no naces nuevamente?" No vamos a tener excusas porque Abraham puede respondernos, "No importa en qué circunstancias te encuentres, yo estaba en peores circunstancias cuando descubrí a D-os. Tuve que luchar en contra de mis propios padres. Mi padre Teraj, era un líder de idolatría. Nimrod, un dios autodeclarado, gobernaba a todo el mundo civilizado. Sin embargo, yo solo descubrí la verdad. Me di nacimiento a mí mismo. Revolucioné el mundo. ¿Por qué no puedes lograr lo mismo?

Cuando Abraham se presenta con este argumento, nadie tiene excusas. Todos nosotros podemos empezar de nuevo. Es por esto que se usa el mérito de Abraham.

No obstante qué tan lejos pensemos que estamos de la Torá, no estamos tan alejados. Cuando concibes la situación como una línea recta, mientras más te alejes del origen, más alejado estás del origen. Sin embargo, cuando te das cuenta que la situación es más similar a un círculo de 360 grados, entonces si empiezas a las 12, lo más que te puedes alejar de tu origen es 359.9 grados. No obstante, en ese punto estás a sólo un paso del comienzo.

Los Sabios escribieron que el Mashiaj nació en la tarde de Tisha B´av. Tisha B´av es el día más solemne del calendario judío, el día en que ambos, el Primer Templo y el Segundo Templo fueron destruidos y quemados. La tarde de Tisha B´av fue realmente cuando ocurrió la culminación del incendio, cuando la esperanza estaba perdida.

Si tu casa se está consumiendo en llamas, piensas, "Quizá, por lo menos un cuarto se va a salvar". Luego, mientras el incendio continúa, hasta la tarde, te parece que todo está totalmente perdido. Ésta es la forma en la que el judío se siente en la tarde de Tisha B´av. Sin embargo, los Sabios nos dicen que precisamente en ese momento el Mashiaj nació (potencialmente).

La lección que nos están enseñando es la misma que la citada anteriormente: Cuando D-os nos despoja de todo, cuando no somos nada más que huesos desprovistos de piel y venas, entonces estamos listos para la redención. En el mismo momento en que la desesperación está en lo más alto y todo parece perdido, en ese preciso momento, podemos adquirir nuevamente todo a través de nosotros mismos.

Antes que el Mesías llegue, vamos a estar aparentemente lo más alejados de nuestros orígenes, 359.9 grados de lejanía. En ese punto, en realidad, estamos solamente un paso alejados de Abraham y nuestros orígenes.

El exilio es seguido inevitablemente de la redención. El fin de un círculo es el inicio del siguiente. En el Zohar, el proceso se llama atar el fin con el inicio. El pueblo de Israel nunca se puede perder. Es un asunto de círculos. Nosotros que somos los que estamos presenciando los últimos deterioros, somos los más cercanos a la renovación absoluta, y deberíamos aprender a tomar ventaja de esto.


Extraído de Los días están llegando, por el Rab Ezriel Tauber

domingo, 30 de agosto de 2009

La Teshuvá (Arrepentiemiento y retorno a D-s)(I)

Trabajar la teshuvá

Con la llegada de Elul tratamos de ponernos al día con la avodá correspondiente al mes, haciendo más actos de bondad, concentrándonos en la conexión con Hashem en la tefilá, y aumentando en tzedaká, anticipándonos al mes de Tishrei. El tiempo urge. Sólo quedan treinta días para Rosh Hashana.

Si no hicimos un trabajo previo con nosotros mismos, ¿podremos correr contra el reloj para llegar "limpios" a Rosh Hashana?

Si lo analizamos superficialmente, la respuesta sería sí. Es como el alumno que estudia el último día antes del examen, y llega con los conocimientos colgados de sus pestañas, pero en verdad no incorporó los contenidos durante el año, y el día de mañana, cuando pase la exigencia, no recordará nada.

Cuando se comienza a pulir una piedra preciosa en bruto, el trabajo más arduo es el proceso hasta llegar a darle la forma final, hasta dejar la superficie lisa y lista para darle el último pulido, que es el trabajo más superficial, ya que se trabaja sobre lo ya logrado; pero la verdadera belleza de la piedra se revela gracias al trabajo del orfebre desde ese estado en bruto. Sin embargo, la gente va a apreciar la belleza del último pulido de la piedra, y sólo va a ver ese resultado, sin ver todo el trabajo previo del orfebre.

Es muy común en cualquier orden de la vida que la gente aprecie una obra sólo cuando se finaliza su elaboración, o que brinde su reconocimiento al proceso evolutivo de una persona sólo cuando logra avances evidentes, cuando se manifiestan cambios exteriormente y se ve el brillo. Pero cuando se trata de valorar todo el proceso en el cual se ha trabajado, a veces quizás no solo una, sino varias personas que se han esforzado, se han estado sacrificando en una senda por la cual necesariamente hubieron de transitar para lograr los objetivos que buscaban, todo esto no es tan fácil de valorar.

Lo mismo puede ocurrirnos con la avodá de teshuvá. La teshuvá es un concepto espiritual. Podemos observar que una persona es cuidadosa con el cumplimiento de las mitzvot, con su forma de vestir y de hablar, exteriormente se muestra observante de la Torá, pero esto no nos dice nada acerca de su servicio espiritual. No podemos valorar a esa persona únicamente por su exterioridad y creer que con eso obtendremos una perspectiva real de ella. Podemos también observar a amigos, a parientes, gente a la que conocemos bien, y que vemos que se esfuerzan en su avodá. Tal vez no conozcamos qué hay en el fondo de sus corazones, pero sí vemos que se esfuerzan con temimut, con integridad, se sacrifican en su servicio relegando ocupaciones que solían hacer antes. Sin embargo quien no los conozca, quien no los observe e intente comprenderlos con profundidad no podrá percibir en forma revelada el resultado de su avodá.

Conviene entonces replantearnos qué significa realmente teshuvá, si realmente deseamos lograrla, con corazón íntegro, con pnimiut -interioridad-, en un trabajo del día a día, poniendo nuestra vitalidad y nuestras cualidades en esta tarea como forma de vida. Si buscamos que el resultado de nuestro esfuerzo no sea meramente superficial, debemos evitar aproximarnos a los jaguim únicamente con preparativos externos y materiales -que también son fundamentales- pero sin profundizar realmente a ver qué hay en nuestro corazón, qué logramos este año y en qué mejoramos en nuestros actos y en nuestro servicio a Hashem.

Teshuvá es la transformación permanente del servicio a Hashem que se lleva a cabo en la mente, en el corazón y luego en las palabras y los actos a través de la concientización de la revelación de divinidad en el mundo físico, y en forma particular en nuestras vidas. Y es la perseverancia que se aplica a esta idea y actitud la que realmente eleva al hombre por encima de sus límites y lo pone en el plano de la luz.

Todos los días de nuestra vida deberíamos concientizarnos en la práctica de la teshuvá. Conocemos la famosa pregunta coloquial: "¿Cuándo hiciste teshuvá?" Y conocemos la frase común que usamos muchas veces los que empezamos en un momento de nuestras vidas a cumplir mitzvot, decimos "hice teshuvá". Nadie "hizo" teshuvá. En el mejor de los casos, todos estamos haciendo, trabajando, sobre nuestra teshuvá, ya que el proceso es permanente, porque estamos vivos, somos entes móviles, no somos productos terminados; cambiamos, estamos sujetos al tiempo y al espacio y tenemos libre albedrío. Somos mealjim, caminantes. No somos omdim, entes que no evolucionan, como los ángeles y como muchas creaciones de Hashem, que no tienen libre albedrío, y su servicio a Hashem es completo y perfecto desde el lugar que han sido creados.

Las enseñanzas de Jasidut instan a cada iehudí a no detenerse nunca en su servicio espiritual, a crecer ininterrumpidamente. No nos podemos detener ante los logros o los fracasos; esto denota comodidad y autoengaño, y es el inicio para fabricarnos una falsa imagen nuestra, y ponernos máscaras que no son nuestra verdadera faz interna. ¿Cómo podemos escapar a estas actitudes? Revisando nuestra conciencia diariamente, con alegría para el alma si es que obtuvimos un logro, para realimentar nuestra fuente de energía y continuar; con fortaleza para sobreponernos a los errores y enmendarlos, si es que depende de nosotros; y si fuera un fracaso que no dependió de nosotros, con entereza y aceptación, lo cual no significa resignación.

Además también pueden ocurrirnos ciertos eventos que nos producen un quiebre, un despertar. Hashem nos manda algún mensaje a través de experiencias, de pruebas o eventos inesperados, para que nos demos cuenta de nuestra falacia, y de nuestra incompletud. Repentinamente comprendemos que estamos parados, detenidos en nuestra evolución, inmovilizados en posturas egocéntricas, o simplemente cómodos. O tal vez hay en la vida de una persona sufrimiento, incomprensión y vacío, y esto la inmoviliza. Y desde ahí surge el despertar, y nos reconocemos como lo que somos, con las particularidades y talentos que cada uno tiene, nos descubrimos con nuevas fuerzas para vitalizar el servicio a Hashem.

En el libro Haiom iom se describe un sistema de avodá de teshuvá propuesto por Rabí Zusia de Anípoli, quien trazó cinco senderos en el servicio a Hashem, basado en las cinco letras de la palabra teshuvá. Cada letra inicial representa un camino:

1.TAV tamim, "sé sincero con Di-s tu Señor". Es la avodá de sinceridad, de ser íntegro con Hashem en los diversos niveles y sobre todo en la integridad del corazón.

2. SHIN shiviti, "Siempre tuve presente a Di-s ante mí". Aquí se usa el nombre Havaié, el cual indica la creación de los mundos, y la avodá correspondiente es reconocer que todo es llamado a ser a cada instante desde el ain (nada) al iesh (ser), y tener este concepto en mente en forma conciente y permanente .

3. VAV veahavta, "Amarás a tu prójimo como a tí mismo". Quien resulta placentero a los hombres, resulta placentero a Di-s. Se refiere a la avodá de la bondad del corazón.

4. BET bejol , "Conoce a El en todas tus sendas". Se refiere a la avodá de la persona que pone su mente y corazón en la observación de lo que pasa a su alrededor y en su propia vida, viendo divinidad en forma tangible. Y es el reconocimiento de la providencia divina individual.

5. HEI hatznea lejet, "Anda con discreción con Tu Di-s". Se refiere a no hacer ostentación, a pasar inadvertido en el servicio a Hashem, siendo reservado y modesto.

Esta concepción jasídica incluye diversos niveles de avodá de la persona, en profundidad. Cada día de la vida debería estar teñido de esta forma de servicio, cada uno en su nivel. A veces nos perdemos en los quehaceres rutinarios, en las preocupaciones personales, y pareciéramos andar a la deriva en el mar de las urgencias materiales. Nos deslizamos cómodos en nuestra mullida imaginación, construyendo fantasías acerca de lo que debería ser la vida, en lugar de ver lo que realmente es, y nos repatingamos en un suave sueño inexistente.

Cada uno conocerá su desafío según sus particularidades y las características personales de su ietzer hará, su impulso al mal, que se disfraza para pasar casi desapercibido. Hay que estar alertas a ese "casi", para no caer en su trampa, ya que es la diferencia fundamental para no autoengañarnos sobre nuestro servicio espiritual. Cada uno debe bucear en sí mismo y poner atención especial en la forma en que su ietzer hará busca atraparlo, según su personalidad y tendencias.

Esta es una tarea muy personal de autoconocimiento y revisión de nuestras actitudes psicológicas, y en nuestra relación con el prójimo. Sin darnos cuenta repetimos viejas estructuras de acción y nuestros pensamientos se formatean siguiendo patrones falsos. Una situación externa puede ser disparadora de un torrente de sentimientos y emociones que, mal encauzados, pueden desviarnos de la vía correcta; caemos una y otra vez en los mismos errores, y no nos damos a nosotros mismos la oportunidad de cambio, que no depende de nada externo, sino de una madurez para afrontar nuestras vidas, y de tener la agilidad mental y emocional de confrontar con nuestras limitaciones ayudándonos a través de nuestros talentos naturales. Sólo cada persona en sí misma conoce qué hay en el fondo de su corazón, y sincerarse con uno mismo es el camino certero hacia la integridad del ser.

Deseo que para este Rosh Hashana todos podamos replantearnos qué nos pasa, dónde estamos parados, desde dónde empezamos a caminar para ser verdaderos mealjim; desde dónde nos observamos a nosotros mismos, para avanzar hacia la integridad, construyendo cimientos sólidos y destruyendo los falsos, si eso fuera necesario.

Deseémonos los unos a los otros que a partir de una visión más clara, cada uno encuentre su bien en forma revelada cumpliendo la Voluntad de Hashem. Y que cada uno encuentre lo que su corazón profundamente anhela, y tenga la fortale9za de poner su mente y corazón al servicio de alcanzar éxito en esta tarea, para que nos conectemos y retornemos a nuestra verdadera Fuente de Vida, Hakadosh Baruj Hu, en forma íntegra y nos conectemos con el prójimo desde ese lugar, revelando el ahavat Israel que nos llevará a la Redención Universal.


Midrashim sobre la Teshubá


Nada puede ser un obstáculo para el penitente. Aún si uno era Rashá (transgredió la Torah) toda su vida, y al final tornó en Teshuva, El Santo Bendito Él lo acoge. (Yerushalmi Pea 6-1)

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Vuelve en Teshuva en tanto poseas fuerzas. Todo el tiempo que la llama esté encendida, puedes añadir aceite; mas si se apagó, el aceite ya no tiene efecto. (Yalcut Shimoni 2)

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El que vuelve en Teshuva, ejerce su influencia en todas partes: en las altas esferas y abajo; se enmienda y enmienda a todo el mundo. (Zohar, Perashá Nasso)

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Así dice Rabí Abahu: El lugar reservado a los penitentes, no es accesible a los justos perfectos, como está dicho: "Paz, paz al que está lejos y al que está cerca" (yeshayá 57-19). En primer lugar, al que está lejos y luego se acercó, y después al que estuvo siempre cerca.
(Berajot 34-B)

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Rabí Akivá dice: Dichoso Israel! Ante quién os purificáis, y quién os purifica? Vuestro D-s que está en los cielos, como está dicho (Ezekiel 36:25): "Yrociaré agua clara sobre vosotros, y seréis limpios de todas vuestras impurezas y de todos vuestros ídolos os limpiaré". (Yoma 85-B)

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Dice Rabí Eliezer: "Torna en Teshuva un día antes de tu muerte". Le preguntaron sus discípulos: "¿Acaso la persona puede saber cual será el día de su muerte?" Les respondió: Justamente al no saber cuando llegará su hora, que torne en Teshuva hoy, no sea que muera mañana; y así toda su vida será penitente. (Shabat 153-B)

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Dice Rabí Yohanán: grande es la penitencia que acerca a la redención, según está dicho: "Y vendrá un redentor a Sión y a los pecadores penitentes de Yaacob, dice el , Eterno"." ¿Que causará la llegada del redentor a Sión? La penitencia de los pecadores de Yaacob. (Yomá 56-B)

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Un lugar de primordial importancia es atribuído a la Teshuva, porque sin ella la humanidad no podría existir. Ésta sería inundada por las olas de la maldad. La Teshuva no solamente tiene la fuerza de rechazar el flujo del mal, sino que puede neutralizarlo y sanear la vida que fuera corrompida por la maldad.
Grande es la Teshuva ya que llega hasta el trono de Su Gloria. Grande es la Teshuva, ya que puede anticipar la redención. Grande es la Teshuva que alarga la vida del hombre. (Yoma 86)

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Como dicen nuestros Sabios, la Teshuva es parte de las siete cosas que D-s estableció antes de la creación del mundo, a saber: La Tora, la Teshuva, el paraíso, el gehena, el trono de gloria, el santuario y el nombre del Mesías. (Pesa-him 54a)

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El Santo Bendito Él dice a Israel: Hijos míos, sólo os pido de vuestra arte la más pequeña apertura hacia la Teshuva; perforad tan solo un orificio de la dimensión del ojo de una aguja, y Yo os abriré pórticos por los cuales pueden pasar grandes vehículos y carrozas. (Shir Hashirim Rabá 5-2)

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Las puertas de la oración están a veces abiertas y a veces cerradas. En cambio las puertas de la Teshuva están siempre abiertas. Como el mar que es siempre accesible, así la Mano de D-s está siempre abierta para recibir a los penitentes. (Devarim Rabá 2-12)

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Aquel que torna en Teshuva es considerado como si hubiese subido a Jerusalem, y hubiese construido el santuario, establecido el altar y ofrecido todos los sacrificios, como está dicho (tehilim 51-19): "Los sacrificios que agradan a D-s son el espíritu quebrantado". (Vayikrá Rabá 7-2)

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Tres cosas tienen el poder de anular las malas sentencias: La oración, la beneficencia y la Teshuva. (Bereshit Rabá 44-15)

(selección extraída del libro "Los días solemnes de Rosh Hashaná y Iom Kipur, por Nissim Behar © Centro Educ. Ohr-Hachaim)

Hablando con Di-s

Cuando pensamos en la palabra "oración", pensamos en nuestras necesidades y peticiones, en una lista sin fin: "Cúrame", '"Ilumíname", "Dame riquezas", "Dame Tu redención", "Glorifícame", "Dame Tu perdón".

Quizás tenemos un concepto errado de la oración. Cuando niños pedimos a D'os que satisfaga nuestros deseos así como instamos a nuestros padres a llevarnos a ciertos lugares y comprarnos juguetes: "¡Por favor, papá, llévame a...!, ¡Por favor, mamá, cómprame ese...!, ¡Por favor, D's, dame este...! " Veamos qué es y ha sido siempre la oración. Nos daremos cuenta entonces que el mandamiento de orar no ha perdido vigencia todavía sino que, por el contrario, sentimos en nuestros días, tal vez, mayor necesidad de sus beneficios que nunca.



¿QUE ES LA ORACIÓN?

La oración no es una lista de peticiones. Es un proceso i ntrospectivo, una clarificación, un proceso en el que uno va descubriendo cada vez más lo que es, lo que debiera ser, y el modo de lograr esa transformación. La Tora expresa esta mandamiento como un "servicio del corazón" (avodat halev) y no de la boca (Taanit2a).

Al ir perfeccionándonos mediante la oración, logramos absorber la bendición del Creador, pero el conquistar estas bendiciones dependerá de cada persona. Unos pueden tener como destino el actuar como "tesoreros" de D's, o sea, acumular riquezas y distribuirlas para causas nobles; otros, el de dar el ejemplo de no corromperse con riquezas. Otros pueden tener como misión ser un modelo de modestia. Meyer Amshel Rothschild llegó a ser rico porque su destino fue constituirse en banquero de los monarcas y patrón de los pobres, y el Rabino Zusha de Anipoli permaneció entre los menesterosos porque su misión era subsistir con un mendrugo de pan y un plato de porotos, y él siempre dijo: "soy feliz" ¡porque no había pasado nunca un mal día en su vida! Todos ellos recitaron la oración para prosperidad financiera en el "Shemoneh Esré" (oración silenciosa, el más importante de nuestros rezos) y obtuvieron la mejor respuesta que les correspondía.

La sociedad moderna nos ha enseñado que la gente se "agota" si no se detiene nunca para relajarse, compenetrarse y volver a adquirir fuerza interior. ¿Qué nos hace pensar que podremos librar la guerra moral que D's nos exige sin salimos de las trincheras para volver a adquirir una perspectiva sobre el propósito y estrategia de la batalla? La oración nos da la oportunidad de replegarnos sobre nosotros mismos y obtener así una mayor perspectiva sobre el propósito de nuestras vidas.

FUNCIÓN DE LA ORACIÓN

La palabra hebrea para oración es “tefilá”, un término que nos permite discernir mejor el concepto de plegaria según la Tora. La raíz de tefilá es "pilel" (juzgar, diferenciar, clarificar, decidir). En la vida estamos constantemente separando la evidencia del rumor, la opción válida de especulaciones sin fundamento, el hecho de la fantasía. Este ejercicio, este juicio, se llama pelilá. La palabra pelilim se usa respecto de los jueces que integran una corte rabínica. (Éxodo 21:22), ¿y cuál es la función de una corte sino analizar la evidencia y tomar una decisión? Deducimos como extensión lógica de pilel, la raíz pele que significa una clara separación entre dos cosas. Por lo tanto, la oración es el anhelo del alma por definir qué importa realmente e ignorar trivialidades que frecuentemente pasan por esenciales (Sidur Avodat HaLev).

La gente siempre pone en duda la necesidad de orar, ¿no conoce D's acaso nuestras necesidades sin tener que recordárselas?

Claro que sí, y mejor que nosotros mismos. Si la oración sólo tuviese como propósito informar a D's sobre nuestros deseos y carencias, no sería necesaria. Su finalidad es elevar el nivel de aquellos que imploran, ayudándolos a desarrollar verdaderas percepciones de la vida, para poder así merecer Su bendición.

Esta es la función de la tefilá (oración); es un proceso en que se aprende a evaluar y a tomar decisiones. El verbo hebreo para orar es hitpalel, una palabra refleja, que indica que el sujeto actúa sobre sí mismo. La oración es un proceso de autoevaluación, auto discernimiento; un proceso que nos permite retraernos del tumulto de la vida hacia un pequeño rincón de verdad, y reforzar los lazos que nos unen al propósito de la vida.

PETICIÓN DE D'S

El Talmud nos cuenta que cuando el Rabino Yishmael Kohén Gadol, (Gran Sacerdote) estaba en el Sanctosanctórum un Yom Klpur, D's le pidió una bendición. El Rabino le contestó:

"Sea Voluntad delante de Ti, Señor, para que Tu Misericordia conquiste Tu Ira y Tus Piedades prevalezcan sobre Tu justicia estricta. Condúcete con Tus hijos con Misericordia y júzgalos con indulgencia". (Berajot 7a)

Este trozo es asombroso, tanto por lo que dice como por lo que no dice ¿Por qué necesitaba D's la bendición del Rabino Yishmael?

¿Por qué el Rabino Yishmael no obedeció y bendijo a D's? ¿Cómo la petición de que D's trate a Israel con bondad puede conformar una bendición al Creador? ¿Qué damos a D's cuando lo bendecimos?

Rashbá (Rabbí Shelomo Ben Addéret) (Teshuvot 5:51) deriva de palabra "beraja" (bendición) de "bereja" (manantial). Un manantial corre constantemente y sus aguas crecen. Cuando bendecimos a D's, estamos expresando nuestra esperanza de continuar haciendo crecer algo, ¿pero qué cosa? D's mismo es infinito, sin comienzo ni fin; no podemos y no nos atreveríamos ni siquiera a sugerir que El pueda seguir creciendo.

Aunque es cierto que el hombre no puede captar ni en lo más mínimo la esencia de D's, podemos sin embargo percibirlo cuando se acerca a nosotros. Nuestra próspera sociedad lo "ve" como el D's Beneficiente; el individuo acongojado sufre con Su juicio; el erudito de la Tora se estremece con Su sabiduría. O el hombre puede ser tan tonto como para pensar que el poder viene del cañón de un fusil y la prosperidad de los filos de una segadora.

Cuando rogamos por un "crecimiento" en D's, estamos implorando que se acerque más a nosotros, que se nos revele. Estamos pidiéndole una mayor Presencia en nuestro mundo, de tal manera que toda la humanidad pueda reconocerlo. Es imposible bendecir a D's en el sentido de proporcionarle mayor esencia puesto que El es Infinito. Pero, por otra parte, es factible que D's tenga una mayor presencia en nuestro mundo y por lo tanto, que el hombre logre conocerlo mejor. Y esta es la finalidad de nuestras plegarias. El grado de revelación de D's en el universo depende de la capacidad espiritual de Israel de recibiría. Cuando Israel estuvo en su apogeo, D's se reveló en el Monte Sinaí, con un esplendor sin precedente; cuando Israel cayó en el exilio y en la confusión espiritual, permaneció tan oculto que Israel se preguntó si aún éramos la nación de D's. Oramos para que nuestro nivel espiritual se eleve hasta alcanzar un grado en que merezcamos tener ante nosotros a D's con todo Su poder y grandeza.

En este sentido, el Rabino Yishmael Kohén Gadol dio a D's su bendición máxima. Tener éxito en nuestra oración es permitir a D's aproximarse más a Israel. El Rabino Yishmael deseó que las plegarias tuviesen ese resultado - aumentar la presencia de D's entre nosotros. Era entonces la bendición perfecta. (Néfesh Hajaim).

ORACIÓN HABLADA

Tefilá es una función únicamente humana, porque combina la inteligencia e imaginación del hombre con su habilidad para transformar conceptos en palabras. La capacidad para poder emitir un habla inteligente distingue al hombre de los animales. La Tora nos dice que D's introdujo un hálito de vida en Adán y el hombre se convirtió en un ser viviente (Génesis 2:7). Onkelós -autor de la versión aramea del Pentateuco- dice: el hombre se convirtió en un espíritu hablante. Onkelós parece igualar el habla con la vida.

Puesto que, como hemos visto anteriormente, la oración es el anhelo más profundo del alma, debe expresarse de la forma más representativa para la mente humana por medio del habla inteligente. El hecho de que tefilá requiera una clara enunciación de la palabras se deriva de la oración de Janná -profetisa judía que vivió hace 2879 años- (I Samuel 1:15). Los Sabios consideran su devoción y la expresión de su aflicción como el compendio mismo de la grandeza de la oración. Vaciaba su corazón en silencio, los demás no escuchaban su voz pero sus labios se movían. Aprendimos de sus oraciones que el Shemoné Esré debe decirse en silencio. Sin embargo, incluso la oración silenciosa debe ser hablada, porque esto simboliza el mayor grado de elevación del alma humana (Netivot Olam).

Partiendo del origen de Shemoné Esré podemos llegar a una gran conclusión sobre su significado. No es una oración particularmente larga - sólo dieciocho bendiciones en su formulación inicial más una que se agregó posteriormente - y sólo unos cientos de palabras juntas. Tampoco es un tema misterioso; fue hecha en un hebreo simple y rústico de manera que pudiese dominarse fácilmente su contenido. Y sin embargo, el Shemoné Esré fue compuesto por uno de los cuerpos rabínicos más ilustres de la historia, el Anshé Kenesset Haguedolá (los hombres de la Gran Asamblea), S.IV A.E.C. que guió espiritualmente a Israel al inicio de la era del Segundo Templo. Esta Asamblea estaba integrada por ciento veinte sabios, incluyendo a muchos profetas. Israel poseía sin duda una gran cantidad de buenos poetas y escritores. ¿No podía acaso habérsele pedido a alguno que compusiese las oraciones necesarias? ¿Tenía acaso que asumir esta tarea el máximo cuerpo religioso y legislativo de la nación?

Por supuesto que sí. Cada sílaba y cada palabra tienen miles de efectos inimaginables. Incluso las interpretaciones místicas de Rabbí Isaac Lurya Z"L (ARIZ"L) -el Gran Cabalista, S. XVI, Safed- quien dio a conocer muchas de las intenciones Cabalísticas que aparecen dentro del texto de la tefilá, apenas si logró captar una ínfima parte de los tantos significados en que pensaron los Hombres de la Gran Asamblea. Cada palabra del Shemoné Esré, es esencial, tanto por separado como por dentro del contexto de la plegaria en sí. Su contenido era tan profundo y sus efectos tan metafísicos y extraordinarios, que no podía atribuirse a poetas sino sólo a profetas. Tratemos de comprender por qué.

LA LENGUA SAGRADA

El hecho de que la oración sea "el habla del alma", que represente al hombre en la cumbre de sus aspiraciones para elevarse a niveles mayores, nos ayuda a comprender por qué el hebreo es la lengua de las plegarias. Es cierto que los Sabios permiten que se rece en cualquier idioma (Sota 33a), pero no es algo generalizado, ni iguala el hebreo, nuestra lengua sagrada, con otros idiomas. Las autoridades Halájicas desaprueban la oración en otros idiomas (ver "Mishná Berurá" y "Aroj Hashulján" a Oraj Jaim -Cap. 62 a 101). El Rambán -Rabbí Moshé Bar Najmán S. XII. España- (Éxodo 30.13) muestra que el hebreo es la lengua que D's usó al crear el universo y la lengua de la profecía. Es por ello, explica, que se la llama nuestra Lengua Sagrada. Esto nos hace ver por qué los rezos adquieren mayor santidad cuando se dicen en hebreo. Los comentaristas sostienen que ninguna traducción puede captar todos los matices de la oración, ni las palabras proféticas de D's, ni las composiciones sagradas de los Hombres de la Gran Asamblea y sus grandes sucesores a través de los tiempos.

Pero esto va aún más allá. Si uno reza en otro idioma no está cumpliendo con su obligación a menos que comprenda lo que está diciendo; sin embargo, si ora en hebreo, está cumpliendo con su obligación aunque no entienda las palabras (Ver Beur Halajá Oraj Jaim 62). ¿Por qué? Lashón Hakodesh (la lengua sagrada) tiene virtudes que trascienden el hecho de ser simplemente el lenguaje original de las oraciones.

Al referirse a la santidad original del Aleph-Bef (alfabeto hebreo) HaJyDa -siglas de Rabbí Jayyim Yoseph David Azulay. S. XVI- responde a una pregunta que nos deja bastante perplejos. ¿Por qué debemos pronunciar las oraciones? ¿No sabe D's acaso qué hay en nuestros corazones? ¿No sería mayor santificación de Su Nombre si El cumpliera los deseos tácitos (no hablados) de los hombres? HaJyDa explicó que las combinaciones de las letras -así como las formularon aquellos maestros que compusieron las oraciones- tienen el poder de hacer surgir fuerzas que sobrepasan nuestra imaginación. Así, pueden crearse nuevos alcances espirituales por medio de la expresión verbal de los seres humanos. Para lograrlo debemos articular las oraciones. ("Shem Hagedolim", artículo sobre el Rabino Yitzjak de Ako).

Se aplica la misma explicación al lenguaje de la oración. Los Hombres de la Gran Asamblea tenían la habilidad y capacidad de combinar letras, versos e ideas de tal forma que abrían las puertas del cielo. Su composición de la Tefilá es equivalente a un acto de creación; es por eso que es tan importante no desviarse de su lengua y de su formulación. Esto no tiene como intención menoscabar la importancia de la comprensión y emoción que se experimenta en esos momentos. Los mismos Sabios aprueban la oración en la lengua que uno comprende, y es sin duda mucho más valiosa una oración bien entendida que una plegaria en que se articulan sonidos sin entenderlos. Pero esto no disminuye en absoluto la importancia de rezar en nuestra lengua sagrada; sólo recalca la responsabilidad que tenemos de comprender las oraciones en su forma original más sagrada.

ORACIÓN PLURAL

Cuando el Rav Yishmael Kohén Gadol bendijo a D's, le pidió que todo el pueblo de Israel gozara de Su misericordia.

La naturaleza plural de su oración se refleja en todas nuestras súplicas, principalmente en Shemoné Esré, en el que imploramos por todos y no sólo por el individuo que reza y sus seres queridos.

Cuando oramos en plural estamos en nuestro punto más sublime de oración porque sólo rezando por el bien de Israel y del mundo entero podemos lograr plenamente que D's otorgue Su beneficencia a toda Su creación. Incluso, cuando imploramos por necesidades personales las incluimos dentro de una petición general.

Pueden romperse nuestros corazones por enfermedad o pobreza, pero queremos que todo Israel prospere y tenga buena salud. Y si debemos orar por nosotros, hagámoslo con la esperanza de que nuestro beneficio servirá para engrandecer la Gloria del creador, no la nuestra. Esto no significa que debamos menospreciar la oración del individuo solitario que reza por su esposa, su hijo, sus cuentas o por sí mismo. Alguien que está en los primeros peldaños de una escalera imaginaria para llegar al cielo no debe sentirse avergonzado porque la meta parezca muy lejana. Dejemos que se sienta más bien orgulloso y agradecido por haber cortado los lazos del poder terrenal y por haber elevado sus miras.

¿Tiene el hombre moderno menos necesidad de orar porque ha logrado controlar su medio ambiente? No, por el contrario. Debido a que se ha tornado tan poderoso, el hombre pierde de vista el hecho de que la obtención de tanto poder obedece exclusivamente al deseo de D's. La oración es un don de D's para ayudarnos a captar fragmentos de verdad que nos permitan comprendernos y entender nuestro rol en el mundo, y así posibilitar el cumplimiento de Su deseo de beneficiar al hombre. Bendigamos a D's como lo hizo el Rav Yishmael Kohén Gadol, creando las condiciones que Le permitan colmar a Sus criaturas de bendiciones.

El primer paso para conocer a fondo la Tefilá es estudiarla y aprender el significado de sus palabras. Una persona no debe sentirse avergonzada porque no sabe reza como judío, pues siempre tiene la oportunidad de aprender a hacerlo.

SABIOS DE ISRAEL (IV)

Rashi
Rabi Shlomo ben Itzjak(1040-1105)

¿Que niño al entrar a la escuela hebrea tradicional – no escuchó hablar ya de Rashi? Su ansiedad por estudiar el Jumash – Pentateuco – con el comentario de Rashi no conoce límites y su escritura misma, levemente diferente de la escritura habitual hebrea, le parece fascinante. El comienzo del aprendizaje del Jumash con el comentario de Rashi marca en cada niño el comienzo de una nueva etapa en su feliz avance dentro del camino de la inmensa sabiduría de la Torá.

El nombre de este gran comentarista fue Shlomó ben Itzjak o Rabeinu Shlomó Itzjaki (algunos dicen que su apellido era Iarji), y forma el acróstico con el que ese renombrado autor pasó a la fama: RASHI.

Rashi nació en el año 4800 (1040) en el pueblo de Troyes, Francia. Según otras opiniones, su ciudad natal fue Worms. Su padre, Rabí Itzjak, era un gran estudioso y conocedor de la Torá y el Talmud, y según se dice, descendiente del Rey David.

Sobre el nacimiento de Rashi se cuenta una maravillosa historia: La posición económica de su padre era muy estrecha. Escasamente lograba alguna ganancia con la venta de vino, para poder mantener a su familia. Cierta vez, encontró un raro diamante con el que pensó – se acabaría la pobreza.

Se dirigió a la joyería para venderlo pero el joyero no tenía dinero para pagar el valor de tamaña piedra preciosa.

Sin embargo, el joyero sabía de alguien que si podía pagar su valor: el obispo.

Circunstancialmente, el clérigo buscaba una piedra de características similares para adornar su cruz y decidió adquirirla.

Cuando Rabí Itzjak se enteró del fin que pretendía dar a la piedra encontrada, se negó rotundamente a venderla. A sabiendas de que se la sacarían por la fuerza, la arrojó al mar.

En ese mismo momento resonó una voz Divina que decía:

"Por este gran sacrificio, recibirás un hijo que con su gran sabiduría eclipsará el brillo de todas las joyas existentes y la luz de su Torá, brillará eternamente".

Al año siguiente tuvo un hijo al que llamó Shlomó, mientras decía: "Que Di-s le otorgue la sabiduría del Rey Salomón" .

Rashi era todavía muy joven cuando abandonó su ciudad natal y se fue a Worms y a otras ciudades famosas por el calibre de sus maestros espirituales.

Con insaciable ansiedad, Rashi se dedicó devotamente al estudio de la Torá y el Talmud y tras ocho años de constante y profundo estudio, regresó a su ciudad natal. Tenía solo 25 años, pero sus conocimientos le permitieron estudiar en forma individual.

Poco a poco fue adquiriendo fama hasta que pronto su casa estuvo colmada de discípulos y sabios que venían a aprender de él. Eventualmente Rashi fue nombrado Rabino de Troyes, cargo que ocupó ad-honorem, pues igual que su padre, decidió que su sustento proviniese de la venta del vino.

Era joven aun cuando comenzó a escribir su famoso comentario a la Torá y el Talmud.

Hasta el momento se hacía muy difícil la comprensión apropiada de la Torá, y más aun del Talmud. Para subsanar dicho inconveniente, Rashi decidió escribir un comentario cuya característica principal fuera la redacción breve y fácil; un comentario que les permitiera a todos transitar por los complejos senderos de la Torá y el Talmud.

A pesar de la monumental obra, su modestia le hizo vacilar en sacar a la luz el fruto de su trabajo. Además, Rashi quería saber si este sería recibido favorablemente. Para ello Rashi escribió su comentario en hojas de pergamino e inició un viaje de dos años por las distintas Ieshivot – Academias de estudio de la Torá – de aquella época . Durante este viaje Rashi no reveló su identidad, de modo que su presencia pasase inadvertida.

Llegaba a una Ieshiva y se sentaba entre los demás estudiantes para escuchar la disertación del maestro o Rabí que la dirigía. Oportunamente el maestro llegaba a algún pasaje difícil de explicar, cosa que intentaba hacer de la mejor manera posible, aunque inevitablemente todavía quedaban detalles oscuros e indescifrables.

A la noche, cuando Rashi quedaba solo, tomaba una de las hojas de pergamino en la cual explicaba profusamente el pasaje mencionado en un lenguaje breve y claro, y la colocaba sobre el pupitre del maestro.

Al día siguiente, cuando se reanudaba la clase, el maestro ante su sorpresa, encontraba el misterioso pergamino delante suyo, quedando desconcertado ante la lucidez y simplicidad con que la exégesis talmúdica quedaba expuesta.

El maestro contó a sus alumnos el milagroso suceso y todos concluyeron en que seguramente se trataba de... ¡un "regalo" del cielo!

Rashi, silencioso entre los alumnos, escuchaba con gran satisfacción los elogios que el maestro brindaba al comentario. Su felicidad se debía a que veía claramente que su trabajo era útil y provechoso para el estudio de la Torá. Y así como había llegado, se retiraba sin revelar su identidad a nadie.

Rashi continuó viajando y visitando las más renombradas Ieshivot de Europa, dejando secretamente sus hojas de pergamino.

Rashi concluyó su obra y mientras iba dejando sus pergaminos, su secreto fue descubierto.

Su identidad se hizo pública con gran rapidez y su comentario fue utilizado por jóvenes y ancianos, ganando una popularidad pocas veces ganada por otro comentarista.

Hoy en día casi no existen ediciones del Jumash, el Tanaj o el Talmud, que no estén acompañadas por este fantástico comentario, y hoy se hace casi inconcebible el estudio del Talmud sin la ayuda del mismo.

Rashi no tuvo hijos varones, pero sus yernos fueron también grandes sabios de la Torá. Uno de ellos fue Rabí Iaakov Tam, otro fue Rashbam. Sus nietos y discípulos formaron una academia de estudios muy singular, y eran llamados los Tosafot, cuyo comentario al Talmud, también ocupa un lugar de relevancia.

Durante sus últimos años de vida, Rashi vio su tranquilidad perturbada por los graves sucesos que sacudían a la comunidad judía. Era la época de las Cruzadas.

El corazón de Rashi estaba quebrantado por las atroces penurias que le tocaban vivir de cerca, y su pesar es fielmente reflejado en la poesías que escribió, muchas de las cuales pasaron a formar parte de nuestras oraciones, especialmente en las Selijot.

Durante sus últimos años, le eran dirigidas gran cantidad de preguntas halájicas (legales), desde los puntos más remotos. Debido a su debilidad y enfermedad, no le era posible responderlas, es por ello que su hija pasó a ser su secretaria, y Rashi le dictaba a ella las respuestas.

El 29 de Tamuz del año 1105, a la edad de 65 años, falleció Rashi.

Sin embargo, la eternidad que le otorgó a su obra perdura indeleblemente, constituyendo una constante fuente de entendimiento e iluminación para niños, jóvenes y ancianos por igual.
Centurias después de su muerte aun podía verse el Beth HaMidrash – casa de estudios – de Worms, donde Rashi solía enseñar, con la vieja silla de piedra sobre la cual se sentaba, elementos que eran conservados con reverencia. Lamentablemente, al comenzar el mes de Tebet del año 1938, vándalos nazis le prendieron fuego, destruyéndola


Rabí Israel Meir HaCohen (Hafez HaJaim)
Rabí Israel Meir HaCohen (1836 - 1934)

Nació en el año 5596. Fue un personaje de gran valor y gran moralista. No quiso aceptar el puesto de Rabino. Era un gran orador, humilde y sencillo. Recorría comunidades de ciudad en ciudad para despertar al pueblo a la Teshuva.

Escribió libros que se volvieron famosos (cerca de 40 libros). Entre los más conocidos: Hafez Hajaim, tratado de leyes y moral concerniente a la mala lengua y la divulgación. Ahavat Jesed sobre el bien y la beneficencia. Shmirat Olam sobre la importancia de Shabat. Su obra más importante fue la Mishna Berura, la mejor explicación que existe hoy en día sobre el Shuljan Aruj, Orah Hajaim, el libro de Halaja más popular.

También escribió comentando todas las Perashot del año. Falleció el 24 de Elul 5694.


Rabi Shlomo Gantzfrid (Kitzur Shuljan Aruj)
Rabi Shlomo Gantzfrid (1804 - 1886)

Nació en Hungría en el año 5564. Su padre era uno de los grandes eruditos de su generación. Aún siendo niño prometía ser un gran personaje.

Estudió con el Sabio Rabí Rirsch Jarif, gran Rabino de Hungría. Se perfeccionó en la Torá escrita y en todos los ramos de la Torá Oral. Penetró todas las particularidades de la Halajá, lo que le permitió compilar libros de gran valor para la aplicación del din.

Se ocupaba de negocios y se sustentaba de su producto. A la edad de 30 años escribió su primer libro llamado Keset sobre leyes de Tefilin y Mezuzot. En 5598 publicó el libro Derej Hajaim, Torat Hazeba, leyes sobre Shejita y Bdika. Rabí Shlomo no deseaba ocupar puesto de dirigente, pero bajo la presión de su maestro Rabí Zevi Hirsch Heller, aceptó ser gran Rabino de toda Hungría.

En aquellos tiempos publicó su libro Lejem Vesimla, sobre leyes de Nida y Mikvaot. El más famoso de sus libros fue su libro Kitzur Shuljan Aruj, resumen del Shuljan Aruj que tuvo un grandísimo éxito. La primera edición apareció en el año 5624 y desde entonces se publicaron millares y millares de ejemplares.

Este es el libro de Halajá más popular y sirve de guía de toda casa de Israel.

Falleció el 26 de Tamuz 5646 a al edad de 82 años.

viernes, 28 de agosto de 2009

SHABAT: Leyes (III).

Separar los desperdicios de los Alimentos

Es una "Melajá" derivada del trabajo tipo: trillar el grano.

1) Está prohibido en Shabat separar todo desperdicio (suciedad o parte no comestible) de los alimentos, ya sea por medio de un instrumento (por ejemplo un cuchillo) sea de forma más sencilla como por ejemplo con las manos.

2) Sin embargo, está permitido pelar una fruta, puesto que es la única forma de consumirla.

3) Si al mismo tiempo que toma el desperdicio, aparta junto a él una pequeña parte del alimento, no se llama que trilla, por lo cual está permitido.

4) Si una suciedad cayó en un líquido, puede retirarla por medio de una cuchara, con un poco de líquido, pero no se retira el desperdicio sin tomar liquido en absoluto.

Por extensión, está prohibido separar un alimento que no desea comer ahora de otros alimentos que desea consumir.

Esta prohibición se aplica no sólo a alimentos, sino a todas clases de objetos, y está prohibido separar objetos que no necesita de aquellos que quiere utilizar.

Asimismo, está prohibido clasificar alimentos u objetos por categorías: por ejemplo, tenedores aparte, y cuchillos aparte, etc.

Está permitido trillar una mezcla en las condiciones siguientes:

a) Se separa la parte comestible del desperdicio.
b) Se trilla para una utilización inmediata.
c) Se trilla con la mano y no por medio de una cuchara, de un tenedor o de un cuchillo, para comer la parte comestible y dejar el desperdicio.

5) Para preparar la ensalada hay que escoger las hojas buenas de las malas (y no lo contrario) y sólo la cantidad que se requiere inmediatamente para la comida. Aún con este procedimiento, no se debe preparar de antemano para la comida siguiente, o sea, durante la noche para la comida de la mañana y durante la mañana para la comida de la tarde.

6) Está prohibido utilizar un filtro para las bebidas, pero se permite pasarlas a través de un paño, ya que se modifica la forma habitual de filtrar.

Lavar, Limpiar

Es una Melajá derivada del trabajo tipo: "lavar la lana"

1) Está prohibido lavar la ropa o plancharla, o mojarla simplemente con agua, e incluso quitar una mancha con agua o con otro liquido.

2) Asimismo está prohibido estrujar una ropa mojada. Similarmente, no se debe limpiar la mesa con un trapo mojado, pero se puede limpiarla con un cepillo o con un paño duro no absorbente que no se estruja. O bien se pueden utilizar servilletas de papel que se tiran luego.

3) Al secarse con una toalla húmeda, hay que cuidarse de no estrujarla.

4) No se debe cepillar un sombrero o un traje.

5) No se debe sacudir un vestido mojado de agua.

6) Está prohibido colgar ropa o incluso un vestido que se mojó con agua.

7) Si a la entrada de Shabat la ropa colgada estaba aún suficientemente húmeda para mojar con el contacto, no se puede desplazarla incluso cuando se seque.

8) No se debe lavar la vajilla o los utensilios de cocina con una esponja o un paño, porque inevitablemente los estruja, pero se puede limpiarlos con un cepillo o cualquier otro objeto de fibra dura, utilizando jabón líquido, pero no jabón sólido o pasta de jabón.

Lavarse

1) No debe ducharse en Shabat con agua caliente, pero se puede lavar las manos, la cara y los pies con agua caliente calentada antes de Shabat. Se puede tomar una ducha fría, cuidando de no estrujar los pelos al secarse.

2) Puede sumergirse en Shabat en un Mikvé (baño ritual) aún caliente, pero en ese caso no hay que quedarse en él mucho tiempo.

3) Está prohibido bañarse o nadar en una playa o en una piscina.

4) Está prohibido fregar el suelo, pero puede limpiar con una escoba suave un suelo enlozado o cubierto de alfombra o de linóleo. No se debe limpiar una alfombra con un cepillo o con una máquina (aún no eléctrica) pero se puede pasar una escoba suave para quitar las migas después de la comida.

Moler

1) Está prohibido moler un alimento que proviene de la tierra, por ejemplo una fruta o una legumbre, sea machacándolo o triturándolo, aun para su consumición inmediata, y aun que no se utiliza un utensilio especial para esta labor, como un molino, un mortero, o un rallo. Si los alimentos se volvieron muy tiernos por el cocimiento, puede machacarlos por medio de un tenedor.

2) Si este comestible proviene de un producto ya molido puede molerlo sin emplear un utensilio especial. Este es el caso de las Matzot (pan ácimo) o bizcochos que se pueden machacar, tanto sea con las manos, o por medio de un cuchillo.

3) Si se trata de un comestible que no proviene de la tierra, puede molerlo, si no emplea un utensilio reservado a ese efecto, aunque no sea para consumirlo enseguida sino posteriormente durante ese mismo Shabat. Por ejemplo: se puede machacar un huevo duro por medio de un tenedor.

4) No se debe cortar legumbres o frutas en pedazos muy pequeños, porque es como si los moliera.

Estrujar

Esta Melajá es derivada del trabajo tipo: "Machacar el grano".

1) Está prohibido exprimir fruta para extraer su jugo.

2) Si el jugo extraído se absorbe en un alimento sólido, por ejemplo si se exprime limón en el pescado, la tortilla o la ensalada, esta acción está permitida." Se puede preparar una bebida exprimiendo limón sobre azúcar y añadiendo luego agua, a condición que el liquido no desborde del azúcar.

3) Está prohibido ordeñar una vaca, pero se puede efectuar el ordeño por medio de un no judío a fin de evitar los sufrimientos del animal. Ciertas fincas que no utilizan mano de obra no judía, emplean en Shabat un dispositivo de ordeño mecánico automático.

4) No se debe machacar hielo para volverlo líquido, pero se puede disolverlo en un líquido.

Alisar la Piel

1) No se debe utilizar una crema o una pomada para la piel. No se utilizará un dentífrico en tubo, pero se podrá enjuagar la boca con un dentífrico liquido.

2) Se puede lavar las manos con jabón liquido, pero no se utiliza jabón sólido.

3) No se debe embetunar o cepillar los zapatos.

4) Está prohibido encerar o lustrar el entarimado.

Teñir

1) Está prohibido teñir cualquier objeto en Shabat, aun por diversión, sin ningún objetivo.

2) La prohibición de teñir no se aplica a los comestibles. Por consiguiente, se puede untar el pan en un jugo coloreado o añadir café soluble al agua.

3) No se debe teñir las uñas ni pintarse los labios o maquillarse. Sólo está permitido empolvarse con polvo del color de la piel.

Coser, Cortar, Recortar

1) Está prohibido coser, apretar una costura que se deshizo, separar un hilo del ojal, cerrar la extremidad de la manga o del cuello por medio de un cordón que atraviesa el tejido. Sólo se puede tirar de los cordones que atraviesan largos ojales bordados, porque en ese caso están distintivamente separados del tejido.

2) Está prohibido cortar tejido o papel, despegar etiquetas, cortar papel higiénico, recortar las extremidades de las hojas de un libro nuevo que aún están juntas.

Hacer y Deshacer Nudos

1) Está prohibido hacer o deshacer nudos permanentes o nudos dobles. Son permitidos los nudos de cordones que se deshacen cada día, y los nudos de corbatas.

2) Si al atar el zapato, el nudo del cordón se complicó, puede deshacerlo para descalzarse
(continuará ... )

SABIOS DE ISRAEL (III)

El "Cúzari"
Rabí Iehudá HaLeví (1074-1141)


Rabí Iehudá HaLeví (1074-1141), el famoso poeta judeo-español, sumaba a sus inmensas dotes de poeta también las de filósofo y pensador de gran renombre.

Una de sus obras que mayor fama alcanzó en este campo fue, indudablemente, el Sefer HaCúzari; en el que Rabí Iehudá expone y explica los fundamentos más vitales de la religión judía, iluminando el secreto de la supervivencia del pueblo judío y su posición en la historia universal.

La trama del libro nos refiere una discusión sostenida entre el rey de los Cázares (o Jázaros) y un Sabio judío, titulado Jaber en la obra. A fin de mantener su exposición utilizando este tipo de sistema, Rabí Iehudá HaLeví aprovechó un suceso ocurrido cientos de años antes, cuando el Rey de los Cázares abrazó junto a todo su pueblo la fe mosaica, adhiriéndose a la misma con fervorosa unción.

Los Cázares eran un pueblo valiente, residente junto al Río Volga, hacia el sur de la actual Rusia.

¿Qué es lo que motivó a Rabí Iehudá HaLeví a escribir su libro? La respuesta es harto simple. Rabí Iehudá vivía en un Estado en el que eran bastante frecuentes los debates entre los representantes de las religiones gobernantes, es decir, la islámica y la cristiana.

Estos trataban, a su vez, de arrastrar a estos debates a representantes de la religión judía, por cuanto ambas partes reconocían en la Torá su libro sagrado a pesar de que ello no les impidió interpretarla según sus intereses y conveniencias, haciéndola concordar con sus fundamentos religiosos.

El autor recalca una y otra vez que el judaísmo no es simplemente una filosofía, sino que se trata de un modo de vida práctico y realista. "Lo fundamental no es la retórica de la teoría, sino la práctica de la acción, es decir, la observancia de los preceptos Divinos con corazón sincero.

Rabí Iehudá Hajasid
Rabí Iehudá Hajasid (1148-1217)

Rabí Iehudá fue un erudito e intelectual de primer orden en el estudio de la Torá, además de ser el autor del Sefer Jasidím (el Libro de los Devotos) fue jefe del Bet HaMidrash de Speyer, siempre predicaba la importancia de la fe (emuná), la conducta refinada y la oración devota, calificándolos como más vitales que el estudio en sí. Se cuenta de él que a menudo se quitaba sus vestiduras rabínicas y ataviado como un mendigo o un vagabundo viajaba a través del país. Su intención era experimentar en carne propia todas las penurias y sufrimientos que afligen la vida del pobre y del desamparado. Cuando se le preguntaba sobre su extraño proceder, respondía: -No es en la quietud hogareña o en la paz de su estudio donde un judío debe demostrar su carácter, sino en las pruebas cotidianas de la calle.

Rabí Iehudá Hajasid, a quien se conoce principalmente por sus escritos éticos, era un hombre de grandes conocimientos halájicos, aunque condenó el entonces difundido método de estudio llamado pilpúl, la polémica teórica sobre el Talmud. Lo consideraba un método infructuoso de encarar el estudio, pues su propósito fundamental es la acción, la conducta piadosa, y no la pura teoría ni la discusión por amor a ella. Era un líder de los Jasidei Ashkenaz (Pietistas Germanos).

A menudo utiliza historias para ilustrar sus ideas y registra muchas costumbres y tradiciones. Habla sin reservas del cuidado y la precaución que debía tenerse en el trato con los no-judíos de su época, evocando sus amargas experiencias a manos de los Cruzados. Asimismo, en base a ellas, exhorta a los judíos a no salvar la vida a costa de simular aceptar otra fe.
Muchas historias similares se cuentan sobre esta ilustre personalidad, demostrando así la reverencia y estima que les merecía aquel hombre a quien tanto debían.

El "Rambam"
Rabí Moshé ben Maimón (Maimónides) (1135-1204)

Maimónides nació en Córdoba, España, un día antes de Pesaj, el 14 de Nisán de 1135. Su padre, Rabí Maimón, era un gran erudito. Moshé recibió su primera instrucción de su padre, quien le enseñó las Sagradas Escrituras, el Talmud y, además, matemáticas:

El joven tenía una mente brillante. Cuando llegó a la edad de bar mitzvá, trece años, Córdoba fue invadida por tribus musulmanas fanáticas, los Almohades. Los nuevos conquistadores dieron a los habitantes de Córdoba la posibilidad de optar entre aceptar la fe del Islam o abandonar la ciudad inmediatamente. La gran mayoría de los habitantes judíos decidió abandonar el lugar y exilarse. Entre ellos se encontraban Maimón y su familia.

Durante diez años la familia de Maimón deambuló de lugar en lugar, sin encontrar un refugio para instalar su hogar. A pesar de estos sacrificios, Moshé continuó sus estudios, y su magnífico coraje y fe eran fuente de inspiración para muchos.

Finalmente Rabí Maimón llegó a Fez, Marruecos, en el año 1160, cuando su hijo, Rabí Moshé, tenía 25 años. También aquí los judíos soportaban grandes penurias y persecuciones por parte de los faná­ticos mahometanos. Rabí Maimón escribió entonces una famosa carta en árabe, que envió a todas las comunidades judías del norte de Africa. En ella les instaba a permanecer leales a su religión a pesar de la opresión, estudiar la Torá, cumplir las mitzvot devotamente y orar tres veces al día.

Pocos años después, la situación de los judíos de Fez se tomó insoportable.

Los dirigentes judíos fueron ejecutados por rehusarse a abrazar la fe islámica. La vida de Maimón también corría grave peligro, pero un poeta árabe local, íntimo amigo de Maimón, lo salvó. En la oscuridad de la noche, en la primavera de 1165, Rabí Maimón y su familia se embarcaron con destino a la Tierra de Israel. Grandes eran los peligros del mar, pero unos pocos días después de Shavuot llegaron finalmente a Tierra Santa, cerca de Acco. Los judíos de Acco, a quienes había llegado ya la fama del gran erudito, le depara­ron una calurosa bienvenida, plena de honores y afecto. Pero tampo­co aquí pudieron encontrar la paz anhelada, de modo que tras visitar los lugares sagrados de Jerusalem y las tumbas de los Patriarcas en Jebrón, Maimón y su familia se trasladaron a Egipto, conocido en aquellos días como la tierra de "la cultura y la libertad". Primero permanecieron en Alejandría y posteriormente se mudaron a Fostat (Viejo Cairo), donde Maimón falleció.

Moshé (o Maimónides) continuó sus estudios con gran entusias­mo. Su hermano, David, se ocupó de toda la familia, pues era un próspero comerciante de alhajas. Cierto día, sin embargo, llegó la terrible noticia de que David había perecido en aguas del Océano Indico. El golpe de la triste noticia dejó a Maimónides tan dolorido que enfermó. Le llevó casi un año recobrarse. Entonces tuvo que hacer planes para mantener a su propia familia, además de la joven viuda y su pequeña hijita.

Maimónides no quería ganarse la vida aceptando el cargo rabíni­co, pues no quería obtener ganancias de sus conocimientos de la Torá. Trabajó entonces como médico — pues había estudiado medi­cina y ciencias en su juventud. Su fama se extendió rápidamente. Su talento le permitía muchas veces diagnosticar y escribir la receta sin necesidad de intercambiar ni una palabra con su paciente. Cierta vez un hombre sano decidió probar la sabiduría médica de Maimónides y fue a verlo. Maimónides lo observó unos instantes y se puso a escribir la receta. El hombre, que gozaba de buena salud, salió del consultorio complacido de haber comprobado que estaba en lo cierto al dudar de la veracidad del sistema que Maimónides empleaba. Curioso, en vista de que la receta estaba escrita en un lenguaje que sólo el farmacéutico podía comprender, se dirigió a una farmacia para que le dijeran qué había recetado Maimónides. Con gran asombro escuchó al farmacéutico leer "Usted lo que tiene es hambre. Tómese un buen desayuno".

Durante sus travesías, y en medio de los peligros de mar y tierra, Maimónides no sólo estudió constantemente la Torá y el Talmud, sino que comenzó a escribir un comentario sobre la Mishná. Poco tiempo después de su llegada a Egipto, a la edad de 33 años (en el año 1168), completó su comentario, escrito originalmente en árabe(con caracteres hebraicos , el lenguaje común de los ju­díos orientales de la época. Maimónides estaba parti­cularmente contento de haberlo finalizado, ya que él era descendiente de Ra­bí Iehudá HaNasí , quien había recopilado la Mishná unos 1000 años an­tes.

El comentario a la Mish­ná ganó amplia fama. Nu­merosas consultas sobre los más diversos puntos de la ley judía comenzaron a lle­garle de comunidades ju­días remotas, siendo la opinión de Maimónides muy respetada.

Maimónides se hizo muy querido especialmente por los judíos del Yemen, a quienes envió una carta de consuelo y aliento, que adquirió renombre hasta nuestros días con el nombre de Igueret Teimán ("Epístola Yemenita"), en el momento en que todo su futuro como judíos estaba amenazado por la opresión.

¡Era increíble cuánto podía trabajar Maimónides en un sólo día! Resolvía asuntos comunales de urgencia, su práctica médica, sus horas regulares de estudio de la Torá y el Talmud, su corresponden­cia, etc. Pero aun en medio de esta agobiante tarea, escribió un segundo trabajo sobresaliente: el Mishné Toró o Iad HaJazaká, en el año 1180.

Este es un código religioso gigante, una compilación del Talmud entero. Fue escrito en un hebreo claro y simple, en la lengua de la Mishná, comprendida por todos los judíos. Está dividido en 14 libros (la palabra hebrea Iad tiene el valor numérico de 14), cada uno de ellos subdividido a su vez en capítulos y Halajot (Leyes) de manera ejemplar.

Este libro es utilizado hasta hoy en día en todas las Ieshivot (Academias de Torá).

Alrededor del año 1185 pasó a ser médico privado del Visir, y luego también médico personal del Sultán Afdal, quien sucedió a su bondadoso padre, el famoso Sultán Saladino (1137?-1193). Muchos de los nobles del país buscaban sus servicios y sabios consejos, pero Maimónides también encontraba tiempo para atender a los pobres, de quienes no requería ni aceptaba pago. Y aun así podía mantener correspondencia con las comunidades judías de cerca y de lejos, y continuar su actividad en el campo de la medicina, la astronomía y la filosofía. Todo esto a pesar de su frágil constitución física y de sus frecuentes enfermedades.

Cerca del año 1190, Maimónides finalizó su famoso trabajo filo­sófico, el Moré Nevujím (Guía de los Perplejos). Este libro también fue escrito en árabe y alcanzó gran renombre en círculos judíos y no judíos.

Durante los últimos veinte años de su vida, Maimónides fue el líder reconocido y querido por todas las comunidades judías de Egipto.

Murió en Fostat, el 20 de Tevet de 1204. Sus restos fueron trasladados a Tiberíades, en la Tierra de Israel, donde encontraron sepultura.

Desde Moshé, hijo de Amrám, quien recibió la Torá en el Monte Sinaí, hasta Moshé, hijo de Maimón, autor del Mishné Torá, no hubo otro parecido a Moshé, hijo de Maimón. De ahíla famosa frase: "¡De Moisés a Moisés, no hubo como Moisés!"

Mujer Judía (V): El mashiaj y la mujer

Un día, mientras el fundador de Jabad, Rabí Shneur Zalman de Liadí, salía de su estudio, oyó a su esposa diciendo a sus amigas, "Mainer Zogt" (literalmente, "el mío [refiriéndose a su marido] dice").

Dijo Rabí Shneur Zalman: "Si en virtud de una mitzvá --la mitzvá del matrimonio-- me he vuelto suyo, ¿con cuántas mitzvot más me he convertido en pertenencia de Di-s?" Meditando al respecto, cayó en un desvanecimiento de éxtasis Divino.

Cuando despertó, citó del Cantar de los Cantares: "Salid y ved, hijas de Tzión...", explicándolo como se indica a continuación:

"Si una persona desea `salir´ de sí misma (trasladarse a un plano más alto) y `ver´ Divinidad, debe ser inspirada por `las hijas de Tzión´ (refiriéndose aquí a la mujer judía). Este es un paralelo del nivel de Maljut (el aspecto femenino de la Divinidad) que estimula a Za (el aspecto masculino de la Divinidad)".

Y el Rebe concluyó, "En el Futuro Venidero se verá el cumplimiento del versículo `La mujer de valor es la corona de --y por lo tanto superior a-- su marido´".

Este concepto es elaborado también en otras fuentes. En Hemshej Ranat, Rabí Shalom Ber de Lubavitch explica que si bien hoy en día las principales Emanaciones Divinas provienen del aspecto masculino de la Divinidad, en el futuro venidero ellas vendrán del aspecto femenino. En apoyo de esto cita al Zohar, donde entre otras cosas dice: lav meshamsha legabai -- ella no será más secundaria a él.

Así, de acuerdo a las enseñanzas del Jasidut, y en general de la Cabalá, está claro que la era mesiánica verá a las mujeres en un nivel más alto que los hombres.

En verdad, Rabí Shalom Ber va todavía más lejos. Sostiene que aun hoy en día el aspecto femenino es superior. Es por esto, explica, que la capacidad de dar a luz y crear nueva vida, un poder que deriva de la misma esencia de Di-s, es más manifiesta en las mujeres que en los hombres. Con todo, la superioridad de la mujer aún no es reconocida. En el Futuro Venidero, sin embargo, ésta será revelada a todos

De hecho, se puede decir que la conexión entre la mujer y la era mesiánica existe en varios planos:

1) Tal como la mujer se asocia con Maljut ("Realeza"), la séptima esfera Divina, del mismo modo está Mashíaj asociado con Maljut.

2) La Emanación Divina principal en la Era Mesiánica será del aspecto femenino de la Divinidad.

3) El proceso de Redención es comparado al nacimiento de un niño, y de ahí que la mujer, en cuya tenencia está la capacidad Divina de dar a luz y crear vida, juega un papel crucial en este tiempo por demás importante.

Me gustaría ahora sugerir que hay quizás otra, quizás más profunda, conexión entre Mashíaj y la mujer.

El Rebe ha declarado inequívocamente en Jeshván del año 5752 que Mashíaj ya existe y está manifiesto. Según el Rebe, la única cosa que falta ahora es recibir ("lekabel") al Mashíaj.

Es sobre el énfasis del Rebe en recibir que yo deseo centrar la atención ahora, elaborando en la conexión especial que existe entre la mujer y recibir al Mashíaj.

Es bien conocido que Rabí Shneur Zalman atribuyó gran parte del pensamiento original de su libro Tania a su famoso ancestro, el Maharal de Praga. Es de los escritos del Maharal que yo deseo hoy sacar inspiración.

El Maharal pregunta: "¿Por qué se dio la Torá primero a las mujeres, como está escrito: "Así dirás a Beit (la Casa de) Iaacov" --refiriéndose con "Beit" a las mujeres?"

Y prosigue explicando que la respuesta puede encontrarse en la frase misma. "Beit", además de significar "Casa", también significa "receptáculo". La mujer, explica el Maharal, tiene una capacidad mayor para recibir que el hombre!

En otro de sus escritos, el Maharal explica que tanto la mujer como el Mashíaj están intrínsecamente vinculados con la idea de recibir. En apoyo de esto, cita del Talmud (Tratado de Berajot), donde se dice que la promesa de la Era Mesiánica es mayor para los hombres que para las mujeres.

En explicación de esta sorprendente declaración, el Maharal analiza las diferencias esenciales entre las naturalezas masculina y femenina.

El Maharal explica que el hombre tiene una naturaleza de Hitgavrut (imposición) --palabra derivada de la raíz guéver, "hombre"-- constantemente deseando pelear, imponerse, conquistar nuevos terrenos. La mujer, por otra parte, tiene una naturaleza de Menujá, lo que implica la capacidad de derivar profundo placer de lo que ya se ha acumulado.

Un ejemplo cotidiano de esto: ¿Cuántas veces piden las mujeres que sus esposos inviertan más tiempo con ellas y la familia? Y qué responde el esposo: no puede, está ocupado en ganarse la vida para que la familia pueda sobrevivir. Y con todo, incluso mucho después de que la familia se ha afianzado y ya no precisa más que el esposo trabaje tan duro, él sigue dando la misma excusa. ¿Por qué? Porque es natural en el hombre obtener placer del acto de lograr más que de obtenerlo de lo que ya se ha logrado. Esto es como nuestros Sabios, tan observadores de la naturaleza humana, explicaron: "Quien tiene cien, desea doscientos; quien tiene doscientos, desea cuatrocientos".

A esta distinción entre la naturaleza femenina y la masculina se alude en un comentario de Rashi a la Torá. Rashi cita del Talmud (Arajín 19b) donde está escrito: "Un hombre viejo en el hogar es una carga en el hogar; una mujer vieja en el hogar es un tesoro en el hogar". Un hombre viejo, porque él ya no puede lograr ni conquistar, se siente frustrado y hace una molestia de sí mismo. Una mujer vieja, sin embargo, porque no siente la necesidad de lograr y conquistar, porque puede recibir, porque puede disfrutar y nutrirse de lo que ya hay, puede vivir sus mejores años en su vejez.

Y así explica el Maharal que en este mundo, que es un mundo de logros, un mundo de acción ("haióm laasotám") --un tiempo para conquistar el mundo para Di-s-- es el elemento masculino el dominante. Sin embargo, en el mundo futuro, donde lo principal es recibir la recompensa ("lekabel sejarám"), es el elemento femenino el que será dominante.

Sin embargo, no debe presumirse que la recepción asociada con la mujer y la era mesiánica es un fenómeno meramente pasivo. Este claramente no es el caso.

En términos cabalísticos, la mujer se compara al Shabat --novia y reina-- en tanto que el hombre se compara a los días de la semana. Y aunque nadie discutirá el dictamen Talmúdico en el sentido de que "sólo quien se esfuerza antes del Shabat, comerá en Shabat", y de aquí que el Shabat recibe de los días de la semana, es claro que el objetivo definitivo es el Shabat y no los días de la semana! Y qué es el Shabat si no un día en el que, estando libre de la necesidad de conquistar lo físico, uno puede revelar y nutrir la verdadera propia esencia interior.

Y así también es la diferencia entre los aspectos femenino y masculino, los aspectos de este mundo y los del mundo venidero. Mientras que el masculino está involucrado en conquistar el exterior, es el femenino, una vez que esto ha sido logrado, el que nutre y desarrolla el interior.

Así, cuando el Rebe dice que ahora es el momento de Lekabel Penei Mashíaj --recibir al Mashíaj-- porque, como él ha dicho, el trabajo de conquistar el mundo para Di-s (Avodat Habirurím) ha tocado a su fin, y nosotros estamos ahora a inicios del período de recibir, Lekabel Sejarám, es simplemente lógico que ambos, el mérito y la responsabilidad de la mujer, están a una altura sin precedentes.

Además, mientras amanece esta nueva era, recae incluso sobre los hombres revelar el aspecto femenino que también ellos contienen dentro de sí.

El llamado del momento, despertar el aspecto femenino dentro de nosotros mismos y estar preparados para recibir, subraya la dependencia del receptor en el dador.

Aquí vale la pena notar que inmediatamente antes de su enfermedad el Rebe puso un énfasis renovado en la vieja costumbre de santificar la luna nueva --kidush levaná--, pidiendo que fuera observada --como lo exige el Código Judío de Leyes-- con gran regocijo y danzas.

No es difícil establecer conexiones entre la luna y la mujer. Ambos son cíclicos por naturaleza, y es el festival de la luna, Rosh Jodesh, el que se dio a la mujer.

Al mismo tiempo, la luna está vinculada con la Casa de David de la que se deriva el Mashíaj. Este tema es elaborado por Rabí Tzadok HaCohén, quien muestra que la primerísima oportunidad en que encontramos la comida festiva de Rosh Jodesh mencionada en la Biblia es en conexión con el Rey David.

Sin embargo, la conexión entre la luna, la Casa de David y la mujer, es todavía mayor. Ellos, todos, son receptores, y por ende dependientes de otros. La luna requiere constantemente del sol sin el cual no puede brillar; la mujer no puede revelar su esencia interior sin el hombre; y la Casa de David no puede existir sin el aporte de otros. Esto es declarado por nuestros Sabios, quienes explican que la existencia misma de David dependía de los años donados a él por Adán, o según otra opinión, por nuestros antepasados Avraham, Itzjak y Iaacov. Al hablar de Mashíaj, el Rebe, también, enfatizó que dependía de nosotros: "Yo he hecho todo lo que podía, ahora hagan ustedes todo lo que pueden, a fin de hacer de la venida del Mashíaj una realidad en este mundo".

Es porque la mujer y Mashíaj comparten este sentido de dependencia con la luna, explica Rabí Tzadok, que la mujer tiene una mayor habilidad para sentir el dolor del exilio --un tiempo en el que Israel es privado de la fuente de su dependencia-- que el hombre. Mientras los hombres son engañados por un falso sentido de autosuficiencia que les impide reconocer cuán dependientes realmente son de la Redención, las mujeres no comparten esta ilusión.

No obstante, incluso cuando ella sufre el dolor del Exilio, la mujer recuerda otro aspecto de su conexión con la luna. La luna, aun cuando está envuelta en la oscuridad desde nuestra perspectiva, atesora luz solar en su lado no visible a nosotros. Del mismo modo, incluso en momentos de gran angustia y dolor espiritual, la unidad esencial que existe entre Di?s y su Mashíaj elegido continúa floreciendo y creciendo.

Esta es también la respuesta para aquellos cuya fe se perturba a causa del terrible sufrimiento que nosotros, en Lubavitch, hemos experimentado desde hace más de dos años. Este sufrimiento es doble: el sufrimiento que pasó el Rebe, por un lado, y el sufrimiento de sus jasidím, por el otro. Todo lo que ha sucedido es parte del proceso de Redención. Es cierto, si nosotros hubiéramos actuado adecuadamente quizás hubiéramos podido evitar el sufrimiento por entero, o por lo menos haberlo mitigado un poco. Con todo, incluso los fenómenos más negativos forman parte, a fin de cuentas, del proceso de Redención.

Esto arroja luz sobre lo que ocurrió cuando Rabí Akivá y los Sabios se encontraron con las ruinas del Templo. Al ver la destrucción, Rabí Akivá rió en tanto que los demás Sabios lloraron. Cuando se le pidió una explicación de su inusual comportamiento, Rabí Akivá dijo que al ver el cumplimiento de la profecía de destrucción se convenció de que la profecía de restauración también se cumpliría.

No obstante, pregunta el Maharal, "¿Por qué rió él?" ¿Porque alguna vez la situación será buena?!?! ¡Pero ahora mismo las cosas no son para nada buenas!"

El Maharal prosigue explicando que la destrucción es en realidad parte del proceso de Redención. De hecho, él va tan lejos como para decir que la construcción del Tercer Templo es predicada sobre la destrucción de los primeros dos. Así, el acto mismo de ocultamiento es por sí mismo dirigido por Di-s y es parte del proceso de Revelación.

Lo que es más, todo ha sido profetizado. Hace unos doscientos años, Rabí Shneur Zalman de Liadí habló de un derrame que afectaría a todo el pueblo judío justo antes de la llegada del Mashíaj. El explica que esto llevará a mayores penurias, con gente dividiéndose en grupos, acusando cada uno al otro de deshonestidad y conspiración. Entonces, citando del Talmud (Tratado de Shabat), concluye que esto es lo que nuestros Sabios tuvieron en mente cuando hablaron de los dolores de parto del Mashíaj (Jevlei Mashíaj).

Así que como ves, todo ha sido previsto.

En el curso de este artículo, he citado extensamente los trabajos del Maharal. De modo que he de concluir ahora con un pensamiento final.

En su obra Netzaj Israel, el Maharal se refiere a aquellos cuya fe se ha visto tan sacudida por los terribles sufrimientos del Exilio que ahora no pueden creer en la Redención.

En uno de sus párrafos más hermosos y conmovedores, el Maharal dibuja un cuadro del sufrimiento que nuestro pueblo ha soportado. Tanto ha pasado sobre nosotros, escribe, que si todos los cielos fueran pergamino, todos los océanos tinta y todos los árboles plumas, todavía no bastarían para describir la enormidad de la tragedia. Entonces explica que nuestra larga historia ha sido cargada con las ocurrencias más imposibles y fantásticas, calamidades que han sido terribles tanto en alcance como en profundidad, que de haber sido meramente escritas en libros, la gente hubiera negado que semejantes cosas fueran posibles. Nosotros sabemos que son ciertas sólo porque nosotros mismos las hemos experimentado.

Y con todo, concluye el Maharal, la naturaleza misma de nuestro sufrimiento señala nuestra salvación definitiva. Tal como nuestro sufrimiento, tan imposible como es de creer, realmente ocurrió, del mismo modo nuestra Redención, tan imposible como suene, también tendrá lugar. Porque para el pueblo judío, el pueblo elegido de Di-s, no hay orden natural. Todo lo que sucede con ellos, lo malo como lo bueno, ocurre de una manera inconcebible en el orden natural de las cosas. O, en las palabras del Midrash (que según el Maharal usa el término "doble" para expresar el infinito) "ellos han pecado doblemente, ellos han sufrido doblemente, ellos serán reconfortados doblemente".

Que nosotros hemos pecado doblemente no requiere de elaboración; las divisiones que han tenido lugar en virtud de la educación que se nos dio deberían haber sido inimaginables. Que hemos sufrido doblemente --los dos derrames del Rebe ocurridos exactamente en la misma fecha, el 27 de Adar-- es algo que incluso los escépticos no pueden desechar. Y luego su desaparición física. Pero estos mismos sucesos, lejos de hacernos perder las esperanzas, apuntan al doble, incluso infinito, consuelo (nejamá) que el reconfortante definitivo, el Mashíaj, traerá sobre nosotros.

En este momento, más que en cualquier otro, está en las mujeres marcar el camino. Citando los escritos del Santo Arí, el Rebe nos ha dicho que nuestra generación es una reencarnación de la generación del Exodo. Mientras los hombres de esa generación estaban constantemente inmersos en la rebelión y las pugnas por el poder (Datán, Avirám, Koraj, los espías, para nombrar unos pocos) las mujeres permanecieron constantemente leales. En lugar de aferrarse al poder, ellas estaban listas para ser las seguidoras del más grande profeta de la judería, Moisés.
Hoy, también, no precisamos líderes. Hemos tenido entre nosotros a un líder de tan gran estatura sobre el cual, incluso un escéptico como Jaim Bermant, se vio forzado a reconocer que era uno de los más grandes líderes judíos de cualquier generación; cuyas actividades eran de tan amplio alcance que, según Bermant, la segunda mitad del Siglo XX llegará a ser conocida como la Era Schneerson.

Lo que necesitamos ahora son receptores. Lo que necesitamos ahora son seguidores. Aquellos dispuestos a poner sus propias agendas a un lado y con devoción y autosacrificio dedicar sus vidas a la misión del Rebe. Tal como en la época de Moisés fueron las mujeres quienes marcaron el camino con su lealtad y devoción a su líder, así también hoy.

Que en el mérito de nuestras mujeres piadosas podamos pronto merecer el cumplimiento de la profecía de Jeremías: "Pues el Señor ha creado algo nuevo sobre la tierra; la mujer cortejará al hombre", con la inminente revelación de nuestro justo Mesías, el Reconfortador que nos consolará, pronto en nuestros días.

(Rabino Benzion Milecki, South Head, Australia)