lunes, 21 de septiembre de 2009

YOM KIPPUR (I):Los acontecimientos del Primer Iom Kipur

Yom Kipur comienza el día Domingo 27 de Septiembre a la caída del sol y culmina el Lunes 28 por la noche tras la salida de las estrellas.


Las tablas de la Ley y el Becerro de Oro

Después de Cuarenta Días en el Cielo, Moshé Recibe Dos Lujot (Tablas) de Zafiro


Después de matán Torá (entrega de la Torá) Moshé permaneció en el Cielo por cuarenta días, aprendiendo la Torá directamente de Hashem. Hashem le enseñó a Moshé las reglas de la interpretación (de la Torá), para que él pudiera derivar el cuerpo íntegro de la halajá (ley) de las palabras y letras de la Torá. A pesar de que Moshé estudió diligentemente, su mente no retuvo ninguno de los principios que había escuchado de Hashem. Después de cuarenta días de estudio intensivo, su mente estaba todavía en blanco. Posteriormente, Hashem le concedió, como don Divino, el poder para retener su aprendizaje.

Al fin de los cuarenta días, Hashem le entregó a Moshé dos lujot (tablas) de zafiro de idéntica forma y tamaño. Sobre ellas, El había grabado los Diez Mandamientos.

Jet Haeguel / El Pecado del Becerro de Oro

Antes de ascender al Cielo para recibir las lujot, Moshé aseguró al pueblo, "Yo regresaré en cuarenta días, antes del mediodía." Mientras tanto, él designó a su hermano Aharón y al hijo de Miriam, Jur para estar a cargo de los Benei Israel. Ahora era el dieciséis de Tamuz, el último de los cuarenta días, y el mediodía había pasado. ¿Dónde podía estar Moshé?

Cuando Moshé no retornó al mediodía, los Benei Israel supieron que ya no podía ser esperado en aquel día, porque ambos sus ascensos a la montaña tanto como sus descensos de allí siempre tuvieron lugar en las tempranas mañanas. De acuerdo con sus cálculos, los cuarenta días ya habían pasado dado que incluyeron en el total el día de la partida de Moshé. En realidad, aquel día fue excluído dado que no era un período completo de veinticuatro horas (porque Moshé había aún estado en el Campo durante la noche precediendo aquel día). Dado que Moshé había partido el siete de Siván, debería haber retornado, de acuerdo con la opinión del pueblo, el dieciséis de Tamuz. En realidad, no obstante, debía llegar solamente el diecisiete de Tamuz.

Los Benei Israel, un pueblo de 600.000 hombres, y también mujeres, niños, y pequeños bebés se encontraron ellos mismos en el gran y terrible desierto, el hábitat de bestias, culebras, y escorpiones, sin su gran líder quien servía como su vínculo a Hashem.

El Satán se presentó a los Benei Israel, inquiriendo, "¿Dónde está Moshé?"

"El está en el Cielo," los Benei Israel le respondieron.

"Pero el mediodía ya ha llegado y él no ha retornado," el Satán los desafió. Ellos pasaron por alto sus palabras.

"¡Moshé ha perecido!" el Satán se mofó. El pueblo, no obstante, no prestó atención a sus palabras.

El Satán entonces comenzó a mostrarles espantosas visiones, evocando una imagen del ataúd de Moshé. Todos previeron el cadáver de Moshé suspendido entre el cielo y la tierra. Era una imagen de tal inequívoca claridad que pudieron señalarla con sus dedos.

Los judíos, entonces, se encontraron a sí mismos en una difícil posición de falsos profetas. Mientras eran confrontados con una aparente visión real de Moshé muerto, fueron requeridos de desecharla como una falsa profecía dado que contradecía la promesa de Moshé de que él retornaría a ellos.

Los erev rav, la multitud de egipcios que se habían unido a los Benei Israel en el Exodo, se debilitaron rápido. La ausencia de Moshé les proporcionó la deseada oportunidad para demandar un cambio en el statu quo. Bajo el liderazgo de Moshé, ellos no viajaban dentro de las Nubes de Gloria (puesto que no eran merecedores de aquella especial protección), sino acompañaban a los Benei Israel caminando fuera de las Nubes, como los animales. Los erev rav tampoco recibían porciones individuales de man, como lo hacían los judíos de nacimiento, sino eran compelidos a comer los sobrantes.

Por consiguiente exclamaron, "¿Quién sabe si Moshé retornará alguna vez? Hashem podría mantenerlo en el Cielo para comprometerse en discusiones de Torá con él, ¡o los ángeles podrían haberlo dañado!"

Ellos abordaron a Aharón, Jur, y los Setenta Ancianos, demandando, "¡Puesto que Moshé desapareció hacia las elevadas alturas, la congregación entera está destinada a morir! ¡Dádnos un sustituto! ¡Nosotros queremos un líder que nos conceda igual estatus que los judíos nativos!"
Jur reprendió al pueblo con duras palabras.. "¡Vuestros cuellos merecen ser separados por tal demanda!" él tronó. "¿Es ésta vuestra gratitud por todos los milagros que Hashem realizó para vosotros?"

Jur explicó al pueblo que era innecesario buscar un nuevo medio sobre el cual la shejiná de Hashem descansara puesto que K-lal Israel, diferente a todas otras naciones, era guiada por Hashem personalmente.

Por lo tanto, algunas personas de uno de los más bajos elementos se levantaron y lapidaron a Jur, matándolo. Hashem no protegió a Jur de la muerte como castigo por las agudas palabras que él había lanzado al pueblo. Hashem dijo a Jur, "Puesto que tú sacrificaste tu vida por kidush Hashem, todos tus descendientes adquirirán un gran nombre en el mundo. Tu nieto Betzalel se convertirá en el artesano que construirá el Mishkán."

Los erev rav se volvieron a los Ancianos, demandando nuevo líder, pero ellos rehusaron.

Los erev rav finalmente dirigieron la palabra a Aharón con la demanda, "¡Dádnos un líder, porque nosotros no sabemos qué le sucedió a este hombre Moshé!" Su intención era hacer una imagen sobre la cual la shejiná de Hashem residiera.

(Similarmente el Rey Iarovám más tarde descarrió al pueblo a adorar ídolos declarando inicialmente, "Yo erigiré dos becerros sobre los cuales la shejiná de Hashem descansará, al igual que descansó sobre los keruvím que Moshé hizo en el Mishkán.")

Ellos desearon la imagen de un buey, evocando anhelantemente una visión en Har Sinai en la cual habían visto al Todopoderoso rodeado por las cuatro criaturas de la mercavá (Carroza Celestial), una de ellas en la semejanza de un buey.

A pesar de que Aharón sabía que Moshé eventualmente retornaría, razonó, "Si ellos me asesinan a mí también, su crimen estará más allá del perdón, porque habrán cumplido el pasuk (Ejá 2:20), "un Kohén y un profeta son asesinados en el santuario de Hashem," (puesto que yo soy tanto un kohén como un profeta). ¡El pecado de fabricar una imagen es menor comparado a un crimen de tal severidad, puesto que para el anterior, teshuvá es posible!"

Hashem sabía que Aharón consintió leshem shamaim, por su gran amor por K-lal Israel, a fin de salvarlos de la destrucción. El consecuentemente lo recompensó con veinticuatro matnot kehuná (regalos otorgados a los sacerdotes).

A fin de aplazar y demorar su plan, Aharón ordenó, "Traédme los pendientes de oro de vuestras esposas e hijos," El supuso que las mujeres estarían renuentes a separarse de sus joyas. Discusiones sobrevendrían entre marido y esposa, y, entretanto, tiempo precioso sería ganado.
Las mujeres, de hecho, rehusaron separarse de sus joyas, no porque estaban apegadas a ellas sino porque rehusaron dedicarlas a la formación de una imagen.

Su lealtad a Hashem fue recompensada. A pesar de que todos los hombres de la generación que hicieron el Becerro fallecieron en el desierto,y nunca alcanzaron Eretz Israel, todas las mujeres sobrevivieron y entraron a la Tierra Santa. Además, a las mujeres les fue otorgado Rosh Jodesh (primer día del mes) como un Iom Tov de su propiedad, para ser celebrado por ellas a lo largo de las generaciones.

Además de las mujeres, la Tribu íntegra de Leví se abstuvo de contribuir todo oro al eguel, y así hicieron los nesiím y los tzadikím de K-lal Israel.

A pesar de la negativa de las mujeres, el plan de Aharón falló porque los hombres estaban muy ansiosos por contribuir con oro. Los hombres se quitaron sus propios aretes tan prestamente que parte de sus orejas salieron junto con los aretes. (Los hombres usaban aretes de acuerdo con la costumbre de los egipcios quienes la habían adoptado de los árabes.)

Aharón aceptó el oro de ellos. Esto fue descuidado de su parte, porque por tomarlo directamente de sus manos, los magos subsecuentemente tuvieron poder sobre él. El preferentemente les debió haber solicitado depositarlo primero sobre el suelo.

Aharón arrojó el oro dentro del fuego para fundirlo y tomó una herramienta de grabar para formar una imagen.

Los dos hechiceros egipcios, Ianus e Iambrus (los hijos de Bilám), ahora pusieron su poder de magia a trabajar. Uno de ellos tomó dos tercios del oro, y el otro, el tercio restante. Por medio del ruaj hatumá, fueron capaces de atraer el resplandor de la imagen del buey de la mercavá (Carroza Celestial) hacia ellos. Otro hombre, Mijá (quien como un niño pequeño había sido cementado dentro de un muro en Egipto y fue salvado por Moshé), ayudó lanzando dentro del fuego una tabla conteniendo la inscripción "alé shor, emerge buey." Esta era la precisa tabla que Moshé había lanzado dentro del río Nilo para hacer subir el ataúd de Iosef.

Posteriormente, un becerro vivo emergió del fuego, gimiendo y moviéndose alrededor. Hashem le dio al Satán permiso para tentar a los Benei Israel.

Hashem le dijo a Aharón, "¡Tú tropezaste a causa de las acciones de los dos malvados, Ianus e Iambrus; por consiguiente, las vidas de tus hijos serán tomadas!"

A pesar de que Aharón tuvo buenas intenciones, fue más tarde castigado por Hashem por su acción. Su posición puede ser comparada a alguien que ayuna en Shabat (para expiar por un mal sueño). A pesar de que su intención es encomiable, está necesitado de expiación por haber convertido al Shabat en un día de ayuno. Similarmente, a pesar de que Aharón fue recompensado por Hashem por su intento puro, fue castigado por la acción exterior de participar en el eguel. Puesto que Aharón era un tzadik, el severo castigo de muerte para sus hijos fue decretado sobre él en aquel momento, de acuerdo con la máxima que más justa la persona, más exacta la retribución Divina.

En adición a la imagen original que fue declarada públicamente la principal, los erev rav fabricaron otros doce becerros, uno por cada Tribu. Señalándolos, los erev rav gritaron, "¡Estos son vuestros dioses, Israel, que os sacaron a vosotros fuera de Egipto!"

Las reacciones de los Benei Israel al eguel variaron. Algunos lo consideraron un intermediario sobre el que la presencia de Hashem descansaría. Otros tuvieron la intención de adorar al Becerro mismo. Algunos le dieron la bienvenida como una oportunidad de librarse de la estricta disciplina moral de la Torá y usar esta imagen como un pretexto para el libertinaje. Hashem más tarde castigó a cada uno de aquellos grupos con un castigo distinto de acuerdo con sus pensamientos e intenciones individuales.

El pueblo quiso construir un mizbéaj (altar) sobre el cual korbanot (sacrificios) pudieran ser ofrendados, y ellos se propusieron orar a Hashem el que un fuego Celestial debería descender sobre él. Aharón, no obstante, demandó que la construcción del mizbéaj fuera dejada a él solamente. Proclamó, "¡Será un honor más grande para el mizbéaj si yo mismo lo construyo!" En realidad, sus pensamientos fueron, "Si ellos lo construyen, cada uno traerá una piedra, y será pronto completado. Yo, sin embargo, demoraré su construcción hasta esta noche para que ningún sacrificio pueda ser ofrendado hasta mañana. ¡Para entonces, Moshé habrá retornado! Aharón sabía que la shejiná no moraría sobre este mizbéaj. No obstante, accedió a su construcción porque sintió que él aceptaría la culpa sobre sí mismo antes que permitir a los Benei Israel ser castigados más tarde por el pecado de construirlo.

El declaró en una voz triste, "¡Mañana habrá un festival para Hashem!" Declaró claramente que el festival era en honor de Hashem y no para el eguel. Las palabras de Aharón también contenían una triste profecía. Habría ciertamente "un festival para Hashem" el próximo día - el festival de exterminar los pecadores de en medio de K-lal Israel.

A la mañana siguiente, los erev rav se levantaron temprano. Bebieron vino y en su estado de ebriedad alabaron al eguel como un dios. Ellos ofrendaron al eguel el man que cayó aquel día. De tal modo enemistaron al Todopoderoso con la precisa bondad que El les había conferido.

Los erev rav indujeron a los primogénitos de los Benei Israel a sacrificar también al eguel. Los primogénitos de allí en más perdieron su derecho a realizar la avodá de Hashem. Aquel privilegio fue transferido en cambio a la Tribu de Leví.

La adoración del eguel condujo a la frivolidad y al libertinaje.

A pesar de que fueron los erev rav quienes adoraron al eguel, todos los Benei Israel fueron no obstante incluídos en el veredicto culpable de Hashem puesto que fallaron al no protestar contra los pecadores.

Tan pronto como los Benei Israel hubieron erigido el eguel, las Nubes de Gloria partieron. Ellos de tal modo quedaron despojados de protección Divina. 1.200.000 ángeles descendieron y removieron de ellos las joyas Celestiales que les habían sido concedidas en matán Torá, las dos coronas Divinas que cada judío había recibido por pronunciar las palabras "naasé venishmá." Estas coronas espirituales les habían garantizado inmunidad del Angel de la Muerte. Cuando pecaron y abandonaron su grandeza espiritual, otra vez se volvieron mortales.

Hashem hubiera destruido a la entera K-lal Israel en aquel momento si no hubiera sido por la memoria de Abraham, Itzjak, y Iaakov.

Después del Pecado del Becerro de Oro, Hashem se dirigió a Moshé en el Cielo con duras palabras. "¡Bája!" El le ordenó, "¡Tú ya no puedes retener tu exaltada posición como un líder! Yo te elevé a ti por el bien del pueblo. Ellos pecaron, no obstante, cuarenta días después de matán Torá. ¡Cuán desdichada es la kalá (novia) que se volvió corrupta mientras todavía está bajo la jupá!"

Este reproche hirió a Moshé. Su rostro se oscureció. El quiso abandonar los cielos pero estaba tan perplejo por su pena por K-lal Israel que no pudo encontrar su camino hacia afuera y anduvo a tientas como un hombre ciego. Los ángeles se regocijaron. Pensaron que ahora serían permitidos matar a Moshé (quien estaba a punto de llevar su preciosa Torá y entregarla a seres humanos), pero Hashem le ordenó a Moshé asirse a su kisé hacabod (Trono celestial) y ser salvado de los ángeles. El extendió Su talit sobre Moshé para protegerlo.

Hashem censuró a Moshé, diciendo, "Cuando los Benei Israel abandonaron Egipto, tú querías que los erev rav fueran junto con ellos. Yo aconsejé en contra de ello, pero tú eres bueno y modesto y me rogaste a Mí aceptarlos a pesar de su indignidad. ¡Ahora estos mismos erev rav han fabricado un Becerro de Oro e inducido a los Benei Israel a pecar!"

"Ellos pudieron haber hecho un Becerro," respondió Moshé, "¡pero ciertamente no se inclinarían ante él!"

"Ellos lo hicieron," dijo Hashem.

"Entonces deben haberse inclinado sin sacrificarle,"persistió Moshé.

"Ellos le sacrificaron, también" Hashem le dijo.

"En ese caso, no pudieron haberlo aceptado como una deidad," Moshé discutió.

"Los erev rav dijeron, "¡Estos son vuestros dioses, Israel!"" Hashem lo contradijo.

Moshé estaba en un estado de shock ante esta revelación. No sabía cómo era esperado reaccionar a la faz de tal destrozantes nuevas y no encontraba palabras.

Fue Hashem Mismo el que indicó a Moshé cómo proceder reprendiéndolo, "¡Déjame a Mí tranquilo, y Yo los destruiré!" De las palabras, "Déjame a Mí tranquilo" (a pesar del hecho que Moshé todavía no había pronunciado una sola palabra a favor de K-lal Israel), Moshé entendió que él tenía que suplicar por K-lal Israel.

Hashem ofreció hacer a Moshé una gran nación en lugar de K-lal Israel, que sería destruída. Hashem inmediatamente despachó cinco Angeles Destructores para borrar al pueblo judío.

La razón por la que Hashem lanzó severas acusaciones y amenazas contra K-lal Israel fue a fin de despertar a Moshé a rezar lo más sinceramente a su favor. De hecho, Moshé presentó una magistral defensa para K-lal Israel y sus argumentos expían y nos protegen a nosotros hasta este mismo día.

Moshé rehusó la oferta de Hashem de convertirse en el ancestro de una nueva nación judía. El arguyó, "Señor del Universo, si una silla de tres patas se volvió tambaleante, ¿cómo puede una silla con sólo una pata permanecer firme? Si los méritos de sus tres ancestros, Abraham, Itzjak, y Iaakov, fueron insuficientes para escudar a K-lal Israel de Tu furia, ¿cómo podría entonces yo, una sola persona, esperar protegerlos a ellos?¡Si mis descendientes pecaran en el futuro, mi mérito ciertamente no sería suficiente para salvarlos de la muerte! Más aún, yo no puedo aceptar Tu oferta, porque estoy avergonzado delante de Abraham, Itzjak, y Iaakov. Ellos pensarían, "¡Qué líder de la comunidad egoísta! ¡Utiliza la situación para elevarse a sí mismo antes que implorar por misericordia en pro de su comunidad!" ¡Desiste de llevar a cabo Tu plan de exterminio!"

Aún a pesar de que por medio de sus tefilot (plegarias) Moshé salvó a K-lal Israel de inminente destrucción, él descendió del Cielo sin haber logrado perdón por su pecado.

Fue solamente más tarde, después de la destrucción del eguel, el castigo de los pecadores, y otros cuarenta días de tefilá empleados por Moshé en el Cielo, que Hashem perdonó a Benei Israel.

Moshé abandonó el Cielo en un estado de terror. Llevaba en una mano las maravillosas lujot de zafiro las cuales, a pesar de su tremendo peso (cuarenta seá), eran ingrávidas en su mano y se transportaban ellas mismas.

Moshé Rompe las Tablas

Cuando Moshé retornó al pie de la montaña, encontró a su leal discípulo Iehoshúa acampado allí. Iehoshúa había esperado allí por él cuarenta días. Juntos se aproximaron al Campo y oyeron los tumultuosos sonidos de celebraciones en derredor del eguel.

"Estos sonidos se asemejan al clamor de guerra," Iehoshúa observó.

"Tú me desilusionas, Iehoshúa," Moshé le respondió. "Tú, el futuro líder de 600.000 ¿no deberías ser capaz de distinguir entre un sonido y otro? Este no es el grito de victoria ni el lamento de derrota.¡Nosotros estamos oyendo himnos de alabanza a un ídolo!"

Ellos entraron al Campo y vieron al Becerro de Oro y el gozo y danza que lo acompañaban. La ira de Moshé fue encendida. "Yo no puedo entregarles las lujot," pensó. "La Torá consigna que un apikoros (hereje) no puede cumplir la mitzvá de participar del korban Pesaj. Todo Israel se han separado ahora de Hashem y se han vuelto apikorosim. Ellos ciertamente no son dignos de recibir las lujot que contienen todas las mitzvot."

Moshé se dio la vuelta para regresar las lujot a Hashem, pero los Ancianos lo habían advertido y corrieron tras él. Ellos tomaron las lujot. Moshé intentó apartarlos, y una pelea sobrevino. La fuerza de Moshé fue más grande que la fuerza combinada de todos los Setenta Ancianos. El arrebató con violencia las lujot de sus manos. Cuando miró a las lujot, sin embargo, notó que la escritura sobre ellas había desaparecido. El percibió las letras, el alma y contenido espiritual de las lujot- volando hacia lo alto en el aire. La kedushá (santidad) de las letras no podía entrar al Campo que era ahora tamé (impuro). Las lujot que permanecían en las manos de Moshé eran meras piedras pesadas, sin vida. Moshé las alzó, y con su tremenda fuerza, las hizo añicos contra el suelo y las destrozó.

Varias consideraciones movieron a Moshé a actuar en esta manera.

Una, él tenía miedo que el juicio de Hashem a K-lal Israel fuera más duro si ellos estaban en posesión de las lujot. Si ellos no tuvieran las lujot, su castigo sería más leve.

Moshé razonó que las lujot, que permanentemente establecían el lazo entre Hashem y K-lal Israel, los pondría en la posición de una mujer casada. Hashem condenaría su deslealtad mucho más si ellos poseyeran las lujot que si nunca las recibieran.

Además de eso, después de quebrar las lujot, Moshé tenía intención de discutir con Hashem, "Yo estoy en falta al igual que ellos lo están. Si Tú los perdonas, entonces perdóname a mí también por haber quebrado las lujot. Pero si Tú rehúsas perdonarlos, entonces ¡no me perdones a mí tampoco!"

Hashem aprobó el acto de Moshé de destrozar las lujot. El exclamó, "¡Iasher koaj! ¡Tú hiciste bien en romper las lujot!"El rompimiento de las lujot fue un sustituto del rompimiento del pueblo judío.

En el tiempo cuando las lujot fueron destrozadas, fue decretado que K-lal Israel debía en lo sucesivo estudiar Torá en medio de condiciones de pobreza, dolor, esclavitud, y exilio. Pero por sus esfuerzos en mantener la Torá a pesar de todas sus dificultades, su recompensa será doblada y triplicada en el tiempo del Mashíaj.

A la mañana siguiente, Moshé informó al pueblo que retornaría al Cielo para rogar a Hashem perdonarlos. Moshé, en su gran sabiduría, primero eliminó el eguel y sólo entonces pidió a Hashem perdonarlos.

El diecinueve de Tamuz, Moshé ascendió al Cielo una vez más. Permaneció allí por cuarenta días, hasta el veintinueve de Av, para suplicar a Hashem perdonar a los Benei Israel.

Moshé presentó su defensa con un explícito vidui (confesión) del gran mal que los Benei Israel habían cometido. Sólo después de ello él mencionó los varios puntos que podrían amenguar su culpa.

Rezó, "Señor del Universo, Tú Mismo les causaste a ellos pecar puesto que Tú los colmaste de oro y plata durante ietziat Mitzraim. Un león sólo patea si un comedero completo de carne es colocado próximo a él."

Moshé luego presentó sus argumentos a favor de K-lal Israel con tal intensidad y fervor que el sintió que su cuerpo completo estaba febril. El estaba realmente enfermo de preocupación acerca del jet haeguel y la furia de Hashem.

"¿Por qué, Hashem," él rogó, "debería Tu furia arder contra Tu pueblo a quien Tú has sacado de la tierra de Egipto? Ellos nunca tuvieron la intención de que el Becerro fuera un ídolo. Lo hicieron a fin de proveer un intermediario sobre el cual Tu shejiná pudiera descansar (al igual que todas las otras naciones que reciben Tu reflejo vía un sar y mazal). Aún cuando hicieron el eguel, no te abandonaron a Ti. Querían reemplazarme a mí.

"Además, considera que ellos solían vivir entre los egipcios que fueron adoradores de ídolos."

Moshé imploró a Hashem, "No estés enojado, Tú acabas de sacarlos de Egipto, una tierra donde todos adoraban corderos. ¡Ellos estuvieron meramente imitando las costumbres de Egipto!" Moshé arguyó, "Tú recientemente acabas de sacar a los Benei Israel de la idólatra tierra de Egipto.¡Ellos todavía están acostumbrados a los ritos de aquel país y no están aún habituados a Tus modos! Espera un poco, y ¡ellos seguramente producirán acciones que Te sean gratas a Ti!"
Moshé también sostuvo, "Si Tú los destruyes, los egipcios creerán que sus astrólogos predijeron la verdad cuando declararon que la estrella raá se cernería sobre los Benei Israel en el desierto y les causaría perecer. ¡Deja que Tu gran ira se abata y revoca el mal decreto contra Tu pueblo!"
Moshé estaba preparado para perder su vida por K-lal Israel, suplicando a Hashem, "Si Tú no los perdonas, extíngueme de Tu Libro de los Vivos."

Finalmente, Moshé tomó ayuda de la más fuerte arma de defensa, el mérito de los ancestros. El se volvió en la dirección de la Cueva de Majpelá y exclamó a los ancestros, "¡Asistídme en esta hora cuando vuestros hijos están a punto de ser masacrados como ovejas!" Los ancestros se levantaron y se pararon frente a él.

Dirigiéndose a Hashem, Moshé oró, "Recuerda a Abraham, Itzjak, e Israel, Tus sirvientes a quienes Tú juraste por Tu Santo Nombre, -¡Yo multiplicaré vuestra semilla como las estrellas del Cielo!" ¡Recuerda a las doce santas Tribus, Tus sirvientes, y salva a los Benei Israel en su mérito! Aún si ellos transgredieron los Diez Mandamientos sirviendo al eguel, recuerda que su ancestro Abraham fue probado con Diez Pruebas y todavía no fue recompensado por ellas. Que su recomensa sea que su descendencia sea perdonada."

Moshé mencionó el mérito de las Diez Pruebas de Abraham, en la esperanza de que éstas protegieran a K"lal Israel del exterminio que ellos merecían por haber transgredido los Diez Mandamientos.

Moshé además argumentó, "Si ellos merecen muerte por la quema, recuerda a Abraham quien, por Tu Gran Nombre, estuvo listo para ser quemado en la caldera de Ur Kasdím. Que su disposición a ser quemado los proteja de una muerte similar. Si deben ser muertos por la espada, exímelos a causa de Itzjak quien inclinó su cuello para ser sacrificado sobre el altar. Si ellos incurrieron en el castigo de exilio, evoca que Iaacov fue al exilio a Laván a fin de cumplir el deseo de sus padres. Permite que su exilio expíe por ellos y salve a los Benei Israel de ser desterrados.
¿Por qué deberías Tú juzgar a los judíos más severamente que a los habitantes de Sedom?"

"Verdaderamente, Yo aplicaré a K-lal Israel la misma regla que Yo apliqué a Sedom," Hashem respondió. "Si existen diez tzadikím entre ellos (cuya grandeza sea tal que proteja a la comunidad entera), Yo no los destruiré."

"Yo Te proporcionaré los nombres de diez tzadikím", Moshé respondió. "¡Yo mismo, Aharón, Elazar, Itamar, Pinjas, Iehoshúa, y Kalev!"

"Aquéllos son solamente siete", Hashem respondió. Moshé no sabía qué decir. El inquirió, "¿Serán los muertos restituídos a la vida?"

"Ellos lo serán," respondió Hashem. "¡Si es así, une a Abraham, Itzjak, y Iaakov, para completar el número!" rogó Moshé.

Después de cuarenta días de plegaria incesante, Hashem finalmente accedió a perdonar a K-lal Israel- no en su propio mérito, sino a causa de sus grandes ancestros. El ordenó a Moshé, "¡Levántate ahora y conduce al pueblo a Eretz Israel! Mi ángel, no Mi shejiná, irá delante tuyo. Yo he decidido que, antes que destruir K-lal Israel de una vez, Yo removeré los efectos de su pecado gradualmente a lo largo de las generaciones. Cuandoquiera que un castigo sobrevenga al pueblo judío a causa de sus pecados, Yo incluiré en él algo del castigo por el jet haeguel."

En el último día de Av, Moshé retornó al pueblo. A pesar de que él había evocado la misericordia de Hashem, de tal modo salvando a K-lal Israel de la destrucción, Moshé no había obtenido perdón por su pecado.

Iud Guimel Midot shel Rajamím / Los Trece Atributos Divinos de Misericordia

En el tiempo cuando Moshé le pidió a Hashem revelarle Su Gloria, Hashem le enseñó cómo el pueblo judío debería rezar a fin de lograr perdón por sus pecados. Hashem le dijo a Moshé, "Si tú no hubieras mencionado el mérito de los ancestros después del jet haeguel, Yo los hubiera consumido. Yo por consiguiente te enseñaré Mis Trece Atributos de Misericordia. Siempre que los Benei Israel apelen a Mí por estos, sus tefilot encontrarán una respuesta."

Hashem, como si así fuera, se envolvió El Mismo en un talit, funcionando como un jazán (cantor), y enseñó a Moshé Sus Trece Atributos de Misericordia:

- Hashem / Di- s de Misericordia, antes de que una persona pecara.

- Hashem / Di- s de Misericordia, aún después de que la persona pecara. El es el mismo compasivo Di- s antes de que la persona cometiera el pecado y después que pecó e hizo teshuvá (arrepentimiento).

- Kel / Di- s de Misericordia. El nombre kel es uno de los Atributos de Misericordia de Di- s.

- Rajum / Compasivo

- Vejanún / y benevolente

- Erej Apaim / Tolerante; Hashem no sólo demora el castigo de tzadikím sino aún aquél de reshaím. El espera y aguarda por aún el rashá para hacer teshuvá.

- Verav Jesed / y abundante en misericordia

- Veemet / y verdad

1. La precedente expresión implica que aún si los pecados de una persona pesan más que sus méritos, Hashem no obstante lo perdona a causa de Su Atributo de Misericordia.

2. Al juzgar a una persona, Hashem une Su Atributo de Misericordia a aquél de Verdad a fin de demorar o mitigar su castigo.

- Notzer Jesed Laalafim / Guardando misericordia por miles

Si alguien cumple las mitzvot de Hashem por amor a El, el mérito de aquellas mitzvot protegerá a sus descendientes hasta al menos dos mil generaciones después de él.

- Nosé avón / Soportando pacientemente la rebelión,

- Vafesha / transgresiones intencionales,

- Vejataá / y pecados inintencionales.

Hashem perdona pesha pecados cometidos en un espíritu de rebelión contra El, avón transgresiones intencionales, vejataá- y pecados inintencionales.

¿Cómo perdona Hashem las transgresiones de una persona?

Si las acciones de una persona están igualmente balanceadas entre el bien y el mal, Hashem disminuirá el peso de sus pecados de tal modo que las balanzas toquen ligeramente a su favor y sea entonces perdonada.

Una interpretación adicional de la frase precedente es, "Una persona que ignora la angustia o insulto que otras le han causado (y las perdona) será tratada de igual modo por el Cielo. El Todopoderoso no la tratará con el Atributo de Justicia sino ignorará sus faltas en lugar de ello.

- Venaké lo ienaké / y no considera a los malvados libres de culpa

La aparente contradicción de venaké (El considera libre de culpa) y lo ienaké (El no considera libre de culpa) implica que Hashem castiga a aquéllos quienes rehúsan hacer teshuvá. No obstante, El libera de culpa a aquéllos que hacen teshuvá.

- Pokéd avón avot al banim veal bené banim al shileshím veal ribeim / recordando la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de sus hijos hasta la tercera y cuarta generación.
Hashem castiga a los hijos por las iniquidades de sus padres si los hijos persisten en los malvados modos de sus padres (pero no si los hijos hacen teshuvá).

Después de que Hashem le hubo enseñado a Moshé los Trece Atributos de Misericordia, Moshé los repitió, clamando a Hashem, "¡Perdona a K-lal Israel por el jet haeguel!"

Moshé Permanece en el Cielo Cuarenta Días para Recibir las Segundas Lujot -Tablas de la ley-

Hashem ordenó a Moshé labrar un segundo par de lujot. "Dado que tú rompiste las primeras lujot," El le dijo, "es tu deber labrar las segundas."

Hashem le reveló que había una cantera de zafiro en la tierra debajo de su tienda. Moshe usó ese zafiro para labrar las segundas lujot. El material restante, Hashem dijo a Moshé, le pertenecería. Moshé emergió rico. El no había recolectado ninguno de los despojos de Egipto en el tiempo de ietziat Mitzraim, sino en vez de ello en aquel tiempo se había ocupado a sí mismo en localizar el ataúd de Iosef y prepararlo para el viaje al desierto. Como consecuencia fue recompensado con riquezas por Hashem.

Hashem le ordenó a Moshé ascender sólo a la cima de Har Sinai temprano en la mañana. "Las primeras lujot fueron entregadas ostentosamente, en medio de una gran demostración pública. Ellas fueron por consiguiente rotas," dijo Hashem. "Estas segundas lujot serán entregadas en una manera calma y discreta."

Moshé ascendió a Har Sinai en Rosh Jodesh (primer día del mes de) Elul y permaneció en el Campo Celestial por cuarenta días. Esta fue su tercera estadía en el Cielo (sumando el total de días pasados allí 120 días). El ni comió ni bebió durante los cuarenta días enteros. Recibió su alimentación del esplendor de la shejiná y de su aprendizaje de Torá. Su comida era de una naturaleza espiritual, similar a aquélla de los ángeles.

Moshé no se recostó a dormir siquiera una vez, razonando, "¿Cómo puedo permitirme perder esta oportunidad de una vez para estudiar Torá?"

Durante estos cuarenta días en el Cielo, Hashem le dictó la entera Torá, Neviím (profetas), y Ketubím (hagiógrafos) y le enseñó su Explicación Oral. Como recompensa por privarse a sí mismo de alimento físico o sueño por el amor al estudio de Torá, Moshé fue recompensado con más revelaciones de conocimiento de Torá que durante sus estadías previas en el Cielo.

El diez de Tishrei, Hashem perdonó a K-lal Israel por el jet haeguel. El le entregó a Moshé las segundas lujot sobre las cuales El había escrito. Hashem designó este día como un día de perdón para todas las futuras generaciones, el día de Iom Kipur.

(selección extraída del libro "El Midrash Dice", por el Rabino Moshe Weissman © Ed. Benei Sholem)


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