jueves, 6 de mayo de 2010

EL QUE SE CREE MUCHO NO ES NADA


Como se ha mencionado, la persona debe alejarse de la soberbia. La siguiente es una lista de seis aspectos, en los cuales la persona demuestra que no tiene (o que no quiere tener) soberbia o presunción:

1. Cuando desprecian a la persona y le faltan al respeto, y esta persona puede reaccionar y vengarse de la ofensa, y no lo hace. Y no sólo eso, sino que además perdona a quien la ofende.

2. Si la persona está pasando por problemas y sufrimientos, y lo acepta todo con paciencia, deseando que aquello sea el medio para expiar sus faltas.

3. Cuando elogian a la persona por sus virtudes o sus hechos buenos, y la persona se molesta por ello. Y dice: “Esto no es ni la mínima parte de lo que me corresponde hacer (o ser)”. Y si la elogian inmerecidamente, inmediatamente aclara la situación para que sepan la verdad.

4. Cuando la persona goza de un buen nombre y una buena situación económica, y no se aprovecha de ella, sino que trata a los pobres y al resto de la gente, de manera amable y humilde. Cuando llega a un lugar donde lo conocen, saluda y habla como la persona mas simple, y no hace valer su condición de rico o de poderoso para que lo honren. Ya lo dijeron Nuestros Jajamim: “La persona se reconoce (cuando falla) en su bolsillo; en su copa, y en su enojo”. Especialmente, cuando la persona es pudiente, se ve si es o no presumida.

5. Si alguien le hizo un mal, e igualmente la persona trata a ese alguien como si no le hubiese hecho nada.

6. Cuando la persona habla tranquila y amablemente con los miembros de su familia, y con todos los que lo rodean.

Y a todo aquel que posee modestia la Torá lo considera como si hubiese acercado todos los Korbanot (Sacrificios Rituales del Bet Hamikdash). Como está escrito: “Las ofrendas hacia Hashem, (son el) espíritu de la humildad. A un corazón destrozado y sumiso, Hashem no lo desprecia” (Tehilim LV). Y por última parte del Pasuk, entendemos que la Tefilá (la Plegaria) de una persona humilde, siempre es recibida por Hashem.
La categoría espiritual del humilde es más elevada que la de los Mal’ajim (Ángeles). Porque los Mal’ajim, aunque integran el Cortejo Celestial, se encuentran lejos de la Shejiná (La Divinidad), en cambio, sobre el humilde está escrito: “Cercano está Hashem de los de corazón sumiso.

Y se puede ver hasta cuánto Hashem detesta a la presunción, del lugar que eligió para entregar la Torá al Am Israel: El Har Sinay (El Monte Sinai). No lo hizo sobre otros montes mucho más altos que éste, y sí sobre uno de los más bajos e intrascendentes del desierto.

La humildad es una de las cualidades mediante la cual la persona demuestra su Irat Shamaim (Temor al Cielo) y apego a la Shejiná.

Para entender mejor este concepto, citaremos el siguiente ejemplo:
Dos hombres muy ricos viven en diferentes ciudades: Uno en una ciudad de gente pobre, y el otro, en una ciudad de gente rica. El rico que vive entre los pobres, se siente el hombre más pudiente del mudo. Y el que vive entre gente rica, se considera a sí mismo como uno más.

Igual sucede con la persona que tiene Irat Shamaim: El que está consciente de la grandeza de Hashem, se conduce siempre con humildad porque por más que posea cualidades y bienes, jamás podrá igualarse a Él ni a sus Mal’ajim. En cambio, el que no tiene Irat Shamaim, trata arrogantemente a los demás, creyendo ser más que otros que no tienen sus dones o sus bienes.

Y podemos aprender la lección de los minerales: Toda vez que el mineral se encuentra en bruto, en un bloque tan grande, no se puede tener provecho de él. Recién cuando es retirado de su lugar y es fragmentado en pedazos pequeños (a veces en polvo), llegar a ser útil, porque adquirió la cualidad de la modestia.
(Revista Kolel Kol Iaacob)

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